Pocas cosas más comunes que comerse una mandarina y tirar la cáscara. Sin embargo, lo que muchos consideran un desecho puede transformarse en un recurso valioso para el hogar y la salud. Una vez secas, estas pieles naranjas concentran aroma, antioxidantes y compuestos beneficiosos, ideales para usos cotidianos que van de lo práctico a lo terapéutico.
Infusión revitalizante y sin químicos
Entre los beneficios más destacados está su uso en infusiones. Al deshidratarse, las cáscaras de mandarina potencian su contenido en vitamina C y antioxidantes. Preparar un té con ellas no solo es sencillo y económico, sino que ayuda a reforzar defensas y brindar una sensación relajante, ideal para cerrar el día. El proceso es fácil: lavar, secar, hervir y dejar reposar.
MIRÁ TAMBIÉN | Más allá de las medallas: Simone Biles y la salud mental
Aromatizante y repelente 100 % natural
Otro uso sorprendente es el de aromatizante de ambientes. Al calentarlas, por ejemplo, colocándolas sobre una estufa, liberan un perfume cítrico intenso que neutraliza olores sin necesidad de aerosoles ni productos industriales. Además, ubicadas en ventanas o rincones estratégicos, funcionan como repelente natural de insectos.
Sabor único en la cocina
Las cáscaras secas también tienen lugar en el mundo gourmet. Ralladas o infusionadas, se suman a preparaciones dulces como tortas, budines o compotas, aportando un toque cítrico y aromático difícil de igualar. Incluso pueden formar parte de mezclas de especias caseras o licores artesanales.
MIRÁ TAMBIÉN | ¡La revolución cuántica tiene fecha! Mirá el lanzamiento de IBM
Cómo hacer té de cáscara de mandarina paso a paso
-
Lavar las cáscaras con agua y cepillo suave.
-
Dejarlas secar al sol (o en horno a baja temperatura, 2-3 horas).
-
Hervir 1 taza de agua y agregar las cáscaras secas.
-
Cocinar a fuego bajo 5 minutos, apagar y dejar reposar 5 minutos más.
-
Colar y endulzar a gusto (opcional: agregar jengibre o canela).
Fuente: TyC Sports.