Diecisiete trabajadores penitenciarios permanecían este miércoles retenidos por presos amotinados en una cárcel de Ecuador, donde el gobierno declaró en emergencia al sistema carcelario a causa de una nueva masacre que dejó al menos 31 muertos, informó el organismo que administra las prisiones (SNAI).
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Los funcionarios, entre ellos guardias y trabajadores administrativos, están en la cárcel de Esmeraldas, en el noroeste del país, donde el martes se produjo un amotinamiento como represalia a una nueva declaración del estado de excepción dictada por el presidente conservador Guillermo Lasso.
«Al momento se registran 17 servidores retenidos en el CPL (centro de privación de libertad) Esmeraldas», en el noroeste del país, señaló el SNAI a través de su canal de difusión de Whatsapp que reprodujo la agencia de noticias AFP.
El amotinamiento fue una réplica de lo ocurrido en la penitenciaría de Guayaquil, la ciudad más violenta de la convulsa nación, donde durante cuatro días hubo enfrentamientos entre reclusos que dejaron un número todavía indefinido de muertos.
La Fiscalía, encargada de recuperar los restos, en principio informó de 31 fallecidos. Sin embargo, la policía señaló que halló 11 cadáveres y 29 «piezas anatómicas».
Un contingente de 2.700 uniformados, entre militares y policías, ingresaron a la penitenciaría para retomar el control. La intervención se produjo en el marco de un estado de excepción declarado en todo el sistema penitenciario por dos meses.
Según el decreto, publicado en la cuenta de redes sociales de la presidencia, la Policía y las Fuerzas Armadas se desplegarán dentro de las prisiones para restablecer el orden y hacer frente a la violencia a manos de organizaciones criminales.
La medida también declaró el estado de excepción por 60 días y un toque de queda nocturno en las provincias de Los Ríos, sobre el océano Pacífico, y la vecina Manabí, tras el asesinato del alcalde de la ciudad de Manta, en Malabí, Agustín Intriago.
«El Estado pone orden en la Penitenciaria del Litoral porque la fuerza coercitiva jamás se doblegará», escribió Lasso en su cuenta de la red social X, antes llamada Twitter.
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El mandatario incluyó en su mensaje fotografías en las que se observa a militares fuertemente armados que custodian a decenas de presos en un patio. Los reclusos aparecen con el torso desnudo, unos sentados y otros acostados boca abajo, y con las manos atadas.
Hacia la noche, las fuerzas de seguridad incautaron un arsenal de fusiles, pistolas, granadas y chalecos antibalas en la prisión de El Litoral, informó el gobierno en un comunicado en el que se señala que fueron secuestrados 14 fusiles de largo alcance, 23 pistolas calibre 9, dos revólveres calibre 38, dos ametralladoras Uzi, un lanzagranadas, 6 granadas de mano, explosivos de gelatina y 14 chalecos antibalas.
También se incautaron 149 teléfonos celulares, 10 radiotransmisores y un número indeterminado de electrodomésticos, consignó la agencia de noticias ANSA.
Desde febrero de 2021, más de 420 reclusos han sido asesinados en medio de violentos choques que dieron paso a escenas de cuerpos decapitados e incinerados.
El martes también se desataron focos de violencia en la capital de Esmeraldas, que lleva el mismo nombre.
Alertas de bomba en gasolineras y un artefacto explosivo desactivado en una sede de la Fiscalía llevaron al gobierno local a suspender la jornada laboral y escolar en esa ciudad de 220.000 habitantes.
Este miércoles reportes de medios locales mostraban calles vacías y locales comerciales cerrados.
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Tras la masacre en la penitenciaría de Guayaquil, también llamada Guayas 1, 137 guías penitenciarios fueron retenidos en cinco prisiones, de los cuales 120 fueron liberados.
Los reclusos de 13 centros carcelarios que el domingo se declararon en huelga de hambre también pusieron fin a la medida.
Un reciente censo estableció que en las 36 cárceles ecuatorianas, con capacidad para unas 30.000 personas, hay una población de 31.321 presos. La mayoría están por actividades relacionadas con el tráfico de drogas.
Ecuador afronta una crisis de inseguridad al interior de las cárceles y en las calles, lo que el Ejecutivo atribuye a las disputas por territorios para las operaciones ilícitas como el narcotráfico.
Desde febrero de 2021, las prisiones son escenarios recurrentes de matanzas que dejan más de 420 reclusos asesinados y una estela de terror con cuerpos decapitados e incinerados.
La tasa de asesinatos a nivel nacional casi se duplicó entre 2021 y 2022, pasando de 14 a 25 por cada 100.000 habitantes, según las autoridades.
Un comité de pacificación creado por Lasso tildó el año pasado a las cárceles ecuatorianas de «bodegas de seres humanos y centros de tortura».
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Lasso ya dispuso varias veces el estado de excepción en algunos distritos, multiplicó el número de policías en algunas ciudades, modificó protocolos y sistemas de seguridad y traslada a los jefes de las bandas a otros penales.
Fuente: Télam.
