Durante años, las tarjetas microSD fueron aliadas esenciales para ampliar el almacenamiento en los teléfonos móviles.
Sin embargo, esa época quedó atrás. Modelos actuales ya no incluyen ranura para este tipo de memoria externa y, lejos de tratarse de una omisión casual, la decisión responde a motivos técnicos, de diseño y de seguridad, explican los fabricantes.
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A comienzos de la década de 2010, los celulares ofrecían escasos 8 o 16 GB de espacio interno. Eso obligaba a muchos usuarios a depender de microSD para almacenar fotos, videos, música y apps. Pero hoy, con smartphones que ofrecen 256 GB, 512 GB o incluso 1 TB de almacenamiento interno, como el Xiaomi 14T Pro o los últimos iPhones, esa necesidad ha desaparecido para la mayoría.
Uno de los puntos clave fue el cambio de diseño. Desde 2012, los celulares adoptaron el formato unibody, que impide desmontar la carcasa y reduce las aberturas externas, favoreciendo la resistencia al agua y polvo. Este avance eliminó la posibilidad de incluir ranuras extraíbles, como la de la microSD, que ahora solo está presente en modelos de gama media o de ciertos fabricantes asiáticos.
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Pero más allá del diseño, también se impusieron limitaciones técnicas y riesgos de seguridad. Las tarjetas microSD son más lentas que la memoria interna del teléfono, lo que puede afectar el rendimiento. Además, su uso presenta riesgos en caso de pérdida o robo: si no están cifradas, permiten un acceso directo a datos personales. Incluso cuando están protegidas, solo son legibles en el dispositivo que las cifró.
En reemplazo, se ha consolidado el uso de almacenamiento en la nube, como Google Drive o OneDrive, y herramientas para transferir archivos entre dispositivos sin cables, como LocalSend. Así, la microSD, aunque aún útil en ciertos contextos, ha sido desplazada por soluciones más rápidas, seguras y versátiles.
Fuente: Infobae.