Irene Schloss, investigadora del Instituto Antártico Argentino, participó en un informe internacional que identifica los principales riesgos ambientales globales para 2025. En diálogo con CyTA, destacó los que más preocupan a Argentina.
MIRÁ TAMBIÉN | Consultá las fechas de vacaciones de invierno 2025 por provincia
La bióloga argentina Irene Schloss, del Instituto Antártico Argentino y del CADIC-CONICET, formó parte de un panel internacional de 32 científicos que publicó la lista de las 15 amenazas emergentes para la biodiversidad mundial en 2025. El estudio, considerado una herramienta de alerta temprana, busca orientar políticas públicas y estrategias de conservación ante desafíos poco conocidos, pero de gran impacto potencial.
Tras evaluar 92 propuestas, Schloss señaló a la Agencia CyTA-Leloir los siete temas que, según su criterio, representan una urgencia ambiental para Argentina en el corto y mediano plazo. Entre ellos se destacan los efectos combinados de la calidad y cantidad de agua dulce, como ocurre en el río Paraná, y la crítica situación hídrica en el NOA y Cuyo, donde la contaminación por agroquímicos y metales pesados agrava la escasez.
Otra preocupación es la reducción sin precedentes del hielo marino en la Antártida, un fenómeno que afecta al ecosistema del Atlántico Sur y a especies clave como el krill, lo que podría alterar cadenas tróficas enteras y favorecer el aumento del nivel del mar.
MIRÁ TAMBIÉN | Investigarán el accionar policial tras un femicidio que conmocionó a Caleta Olivia
El listado también incluye a los compuestos PFAS, conocidos como “químicos eternos”, detectados en cuerpos de agua cercanos a zonas urbanas y agrícolas, con riesgos para la salud humana y la fauna. Schloss instó a fortalecer la legislación ambiental y fomentar técnicas de remediación innovadoras.
Respecto al lecho marino argentino, advirtió que la pesca de arrastre, la explotación petrolera y la minería submarina amenazan importantes reservorios de carbono, cuya alteración podría potenciar el cambio climático.
MIRÁ TAMBIÉN | Del saquito al corazón: por qué hoy se celebra el Día del Té
Además, Schloss se refirió a tecnologías emergentes como los “gene drives” para modificar plantas, que si bien podrían beneficiar a la agricultura, requieren estrictas regulaciones para no afectar la biodiversidad. También destacó el potencial y los riesgos del uso de macroalgas patagónicas como fuente de tierras raras y la imitación de tricomas vegetales como una alternativa sostenible a los pesticidas.
“Estas amenazas todavía son incipientes, pero de alto impacto. La ciencia debe anticiparse con investigación, monitoreo y políticas integradas”, concluyó Schloss.
Fuente y foto: Noticias Argentinas