La ceremonia, que se llevó a cabo en los vagones del tren, fue una mezcla perfecta de alegría, emoción, recuerdos y sorpresas.
El Viejo Expreso Patagónico La Trochita fue escenario este fin de semana de un casamiento tan especial como inesperado. Carlos Agüero, maquinista histórico de este tren que recorre la Patagonia, y Amalia Herman, su compañera de vida desde hace 36 años, decidieron dar un paso trascendental en el mismo lugar que marcó el inicio de su historia de amor. La boda, íntima, emotiva y llena de significados, tuvo lugar sobre los rieles del tren que los unió por primera vez.
La ceremonia, que se llevó a cabo en los vagones del tren, fue una mezcla perfecta de alegría, emoción, recuerdos y sorpresas. Carlos, visiblemente emocionado, expresó: “Acá nos conocimos. Este tren no solo marcó mi vida profesional, sino también la personal. Es parte de nuestra historia”. A su lado, Amalia, con una sonrisa, recordó sus primeros encuentros a bordo del tren cuando viajaba desde El Maitén, siendo estudiante, y cómo esa relación se construyó con el tiempo, paso a paso.
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Uno de los momentos más sorprendentes y divertidos ocurrió durante la tradicional pregunta: “Si alguien se opone a esta unión, que hable ahora o calle para siempre”. En ese instante, una de las hermanas de Carlos se levantó y declaró su oposición, lo que generó un breve momento de asombro. Sin embargo, rápidamente se entendió que se trataba de una broma familiar, ya que las tres hermanas de Carlos habían viajado sorpresivamente desde Buenos Aires para estar presentes en este día tan significativo.
La boda, que nunca antes había tenido lugar dentro de La Trochita, no solo celebró el amor de Carlos y Amalia, sino también la historia de su familia, que incluye tres hijos y una vida de momentos compartidos. Amalia, con ternura, recordó cómo le propuso a Carlos casarse en el mismo tren que los vio conocerse. “Le dije a Carlos que quería que fuera acá, porque representa lo mejor de nuestra historia de amor», comentó con una sonrisa.
Así, entre silbidos de la locomotora y aplausos de los seres queridos, el tren siguió su curso, avanzando por los rieles, mientras la historia de Carlos y Amalia continuaba, sumando recuerdos, destinos compartidos y, ahora, un nuevo capítulo en su vida.