La embajada de México en Quito fue invadida por policías ecuatorianos, lo que resultó en la detención del ex-vicepresidente ecuatoriano Jorge Glas. Este incidente, calificado de «improcedente» por la Organización de Estados Americanos (OEA), desencadenó una ola de apoyo hacia México por parte de la mayoría de los países latinoamericanos, con la notable excepción de El Salvador, que aún no ha emitido un comunicado.
Argentina y Brasil fueron algunos de los primeros países en expresar su condena al asalto, instando al respeto de las convenciones internacionales sobre relaciones diplomáticas y asilo. Figuras políticas como el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, expresaron su solidaridad directamente, reflejando la gravedad del asunto en la esfera internacional.
Otros países, como Bolivia, Chile, Cuba, y más, no tardaron en sumarse a las condenas, destacando la violación de la soberanía y las normas internacionales que este acto representa. En un movimiento dramático, Nicaragua decidió romper todas las relaciones diplomáticas con Ecuador, subrayando la intensidad de la respuesta regional a este incidente.
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A pesar de las tensiones, algunos países como Perú y Paraguay han hecho llamados al diálogo y a la resolución pacífica del conflicto, esperando que ambos gobiernos puedan superar este impasse a través de la comunicación y el respeto mutuo.
El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, agradeció la solidaridad internacional recibida, resaltando la importancia de mantener la calma y evitar provocaciones ante este «penoso asunto».
La respuesta unificada de América Latina ante este evento subraya no solo la importancia de la diplomacia y el respeto a las convenciones internacionales, sino también la solidaridad entre las naciones frente a acciones que desafían los principios fundamentales de las relaciones internacionales.
FUENTE: DW.