El regreso de las retenciones a la soja y el maíz ya genera efectos anticipados en el mercado. En junio, el campo aceleró la registración de exportaciones, pero productores y analistas advierten que en julio podría haber una fuerte desaceleración en las ventas, caída de precios y reclamos crecientes por infraestructura.
Un borrador oficial anticipa que se mantendrán los beneficios para el trigo y la cebada, pero no para los principales cultivos del complejo sojero. La alícuota del 33% para la soja regirá desde el 1 de julio y ya fue confirmada por el presidente Javier Milei y el ministro Luis Caputo.
Según el consultor agropecuario Javier Preciado Patiño, aún quedan 22 millones de toneladas de soja sin vender, pero anticipó que muchos productores retendrán mercadería en espera de nuevos incentivos fiscales o mejoras en el tipo de cambio.
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El parate de la obra pública también suma tensión. Desde Carbap reclamaron por el abandono del Plan Maestro del Río Salado, señalando que la falta de infraestructura hizo perder al sector unos USD 5.000 millones. “Esa plata está durmiendo la siesta”, afirmaron con dureza.
El escenario plantea un desafío para el Gobierno, que necesita divisas frescas en plena flexibilización del cepo y en la antesala de las elecciones. El campo, mientras tanto, exige previsibilidad y condiciones para sostener la producción.
Fuente: Ámbito.