El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, tomó medidas drásticas para combatir la creciente amenaza de pandillas en su país. En respuesta a dos homicidios recientes en el norte de la nación, Bukele anunció el despliegue de un contingente de 6.000 efectivos, compuesto por 5.000 militares y 1.000 policías. Este movimiento tiene como objetivo cercar y desarticular remanentes de pandillas, particularmente en áreas identificadas como focos de actividad delictiva.
Las acciones de Bukele están dirigidas específicamente hacia distritos como San José Cancasque, San Antonio Los Ranchos, Potonico y San Isidro Labrador, ubicados aproximadamente a 90 kilómetros al norte de San Salvador. Estas áreas han sido identificadas como puntos críticos en la actividad de pandillas, especialmente de la pandilla Barrio 18 Sureños, responsables de los recientes homicidios en la zona.
En un mensaje en redes sociales, Bukele afirmó que «no nos vamos a detener hasta erradicar lo poco que aún queda de las pandillas».
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El ministro de Defensa, René Francis Merino Monroy, respaldó la acción del presidente, enfatizando que el objetivo es «limpiar por completo la zona» y extraer «hasta el último remanente de pandillas». El anuncio se suma a dos años de medidas de seguridad extraordinarias en El Salvador, donde el país ha estado bajo un estado de excepción ordenado por Bukele.
El régimen de excepción ha sido controvertido, con críticas de organismos de derechos humanos que denuncian detenciones arbitrarias, torturas y muertes en prisión.
FUENTE: DW.