El trágico atropello ocurrido en la noche del sábado en Vancouver, Canadá, dejó un saldo de 11 muertos y varias decenas de heridos.
El incidente sucedió durante un festival filipino en la ciudad, justo cuando la comunidad local celebraba su evento anual. El conductor del vehículo, un hombre de 30 años, fue reducido por la multitud antes de ser arrestado por las autoridades, quienes rápidamente confirmaron que no se trataba de un acto terrorista.
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Según declaraciones del jefe de la policía local, Steve Rai, el sospechoso sufre de problemas de salud mental y tiene un «historial significativo» de interacciones con la policía y profesionales de la salud. Esta información indica que el atropello fue el resultado de un episodio relacionado con su salud mental, y no un ataque deliberado relacionado con ideologías extremistas o terroristas.
El incidente ocurrió justo durante el último fin de semana de la campaña electoral en Canadá, a solo días de las históricas elecciones parlamentarias que se celebrarán el lunes. Aunque el ataque ocurrió en un contexto de alta tensión política, las autoridades subrayaron que no había elementos que indicaran motivaciones políticas o ideológicas detrás del acto.
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El sospechoso, cuyas identidades no se han revelado por razones legales, fue trasladado a un centro de salud para su evaluación. La policía está trabajando con profesionales de salud mental para entender mejor las circunstancias que llevaron al atropello.
Este ataque ha conmocionado a la comunidad local y a todo el país, que se encuentra en un momento crucial de su historia electoral. A pesar de la tragedia, las autoridades han pedido calma y han reafirmado que la seguridad de los ciudadanos sigue siendo su prioridad.
Fuente: DW.
Foto: Chris Helgren/REUTERS.