En una entrevista reciente, Alejandra Sandoval, jefa de Zoonosis del Departamento de Salud Ambiental de Chubut, destacó el trabajo de vigilancia ambiental contra el hantavirus en la provincia. Acompañada por la doctora Paula Martínez y el equipo del servicio de biología molecular del Instituto Malbrán, la provincia continúa fortaleciendo sus métodos de prevención y control de esta grave enfermedad.
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Hasta hace unos años, todos los estudios de hantavirus en la región debían enviarse al Instituto Malbrán en Buenos Aires, lo cual demoraba los diagnósticos. En 2017, sin embargo, comenzó un proceso de descentralización, capacitando al Hospital Zonal de Esquel y, posteriormente, a Bariloche para realizar diagnósticos locales. Este avance ha permitido una respuesta más rápida y efectiva frente a la enfermedad, que es especialmente grave en la región patagónica. «El Malbrán sigue siendo el centro cabecera de referencia en el país», afirmó Sandoval, resaltando la importancia del apoyo continuo del instituto.
Una de las variantes del hantavirus más letales, el virus Andes, circula en las provincias de Neuquén, Río Negro y Chubut. Según la doctora Martínez, esta cepa posee la mayor letalidad en Argentina, mientras que en otras regiones como Salta, con una media de hasta 50 casos anuales, la enfermedad es menos letal. Este patrón de severidad aumenta de norte a sur en el país, siendo la región patagónica la más afectada.
Contrario a lo que algunos creen, la doctora Martínez explicó que el hantavirus no es una enfermedad importada tras la Guerra de Corea, sino que ya estaba presente en América. “Los primeros hantavirus se descubrieron en Corea del Sur, pero siempre han existido en América. El brote en Estados Unidos en 1993 permitió identificar el síndrome pulmonar asociado al virus en esta región”, aclaró Martínez. Desde entonces, la vigilancia ha mejorado y se han registrado más casos, posibilitando un mejor control y diagnóstico de la enfermedad.
Actualmente, el equipo del Malbrán se encuentra en la Comarca Andina realizando monitoreos de roedores junto a Sandoval. Estos relevamientos, que se realizan dos veces al año, buscan evaluar la población de roedores y el nivel de seroprevalencia del virus. Este monitoreo es fundamental para conocer la cantidad de virus circulante en los roedores y así, el riesgo de transmisión en la provincia. Chubut se ha convertido en una de las pocas provincias con un registro histórico exhaustivo de los datos del virus y su reservorio, lo que permite un conocimiento profundo del comportamiento del virus en la región.
Además del trabajo de campo, la doctora Martínez destacó que Argentina produce localmente los insumos necesarios para el diagnóstico y tratamiento del hantavirus, distribuyéndolos a través de la red de laboratorios del país. “Gracias a la implementación de la secuenciación de genoma completo, podemos estudiar la variabilidad genética del virus en la provincia”, afirmó. Este equipamiento avanzado fue adquirido durante el brote de Epuyén y permite estudios detallados sobre el virus que circula en Argentina.
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El equipo del Malbrán también está brindando charlas en la región, como la realizada en la Casa de la Cultura de El Hoyo, destinada a los equipos de salud de la comarca andina. Estas capacitaciones, orientadas a una participación activa de los asistentes, buscan fortalecer las capacidades locales para enfrentar el hantavirus, proporcionando un espacio para la devolución de los hallazgos de la investigación. “Es muy enriquecedor poder hacer la devolución de toda esta investigación”, concluyó Sandoval.
Foto: Archivo.