«Todo lo que hacemos en la vida tiene su eco en la eternidad», le dijo el emperador romano al comandante Máximo en la exitosa película «Gladiador».
Antonio Silio había dejado marcado a fuego el ránking argentino permanente de maratón cuando el 30 de abril de 1995 en Hamburgo, a los 29 años, estableció 2:09:57, una marca que, a un promedio de 3:09 por kilómetro para 42,195 kms., se había tornado imbatible para toda la posterior generación de atletas.
Dos meses y medio después del logro histórico de Silio, el 16 de julio de 1995, Eulalio Muñoz nacía en Gualjaina, la localidad chubutense de unos 900 habitantes.
Pero todo comenzó a cambiar el año pasado en Buenos Aires cuando Arbe estableció 2:11:02 que lo depositó a los Juegos Olímpicos (28 segundos por debajo de la marca mínima de 2:11:30), y «Coco» Muñoz también quedó cerca con 2:12:23.
Menos de tres meses después, el 1° de diciembre de 2019 en el Maratón de Valencia, Muñoz estableció 2:11:25 y también se posicionó por debajo de la mínima, en aquel momento para Tokio 2020.
Pero llegó la pandemia, y el deporte mundial quedó paralizado, y los Juegos Olímpicos se postergaron hasta 2021.
En Argentina, con la cuarentena a rajatabla y una nueva normalidad que recién se flexibilizó hace un par de meses, los deportistas y los atletas en particular sólo pudieron entrenar en sus lugares de orígen y conformarse con el poco cúmulo de pruebas que habían hecho hasta el 20 de marzo, cuando se dispuso el aislamiento obligatorio.
El invierno riguroso de Esquel mostró postales de Muñoz y Arbe entrenando bajo lluvia y nieve, y en el caso de «Coco», las únicas referencias inmediatas fueron los aprontes previos a pocos días del viaje a España.
Pero además, con los nuevos protocolos, no hubo posibilidades de gira previa, y se impusieron rigurosos testeos horas antes de la carrera. Incluso el chubutense fue parte de un sorpresivo control antidoping el viernes por la noche.
Y llegó el día más esperado que nunca. «Salí a parcial de 3:03 y pude hacer una buena carrera. Tuve parciales por debajo de 3 minutos el mil y sentí esos cambios de ritmo, entonces me quedé solo e hice un parcial de 3:14, por eso la marca se fue un poco», describió «Coco» con simpleza sobre lo que hasta ahora ha sido la mejor carrera de su vida.
En otro audio, se pudo escuchar a su entrenador Rodrigo Peláez: «el viento que apareció en la segunda vuelta nos fue complicando, ya era difícil sostener los parciales, pero es chico le puso todo el alma para alcanzar la marca. Saludamos a todos los que se alegren por lo que pasó hoy», destacó el profesor.
Sin embargo, el Maratón de Valencia se tornó tan rápido que hubo cuatro atletas que bajaron el récord que estaba vigente de medio maratón; el kenyata Kibiwott Kandie, que destrozó en casi 30 segundos, con 57:32, el registro de su compatriota Geoffrey Kamworor y se transformó en el dueño de la nueva plusmarca, pero también corrieron por debajo de 58:01 (la marca anterior) el ugandés Jacob Kiplimo con 57:37, y los también kenyatas Rhonex Kipruto con 57:49 y Alexander Mutiso con 57:59.
Sin embargo, otro keniano. Evans Chebet, se impuso en el maratón con una marca tan redonda como espectacular: 2.03.00, que le situó sexto en la lista mundial de todos los tiempos (séptima mejor marca) y que, de paso, conviertió a la carrera valenciana en el tercer maratón más rápido del planeta sólo por detrás de los dos ‘majors’ más emblemáticos, Berlín y Londres.
Segundo fue su compatriota Lawrence Cherono con otra gran marca: 2.03:04. El a priori gran favorito, el etíope Birhanu Legese -segundo el pasado año en Berlín tras Kenenisa Bekele-, completó el podio con 2.03:16.