El corazón explota. La alegría es inconmensurable, porque un corredor de origen humilde, de Gualjaina, aunque desde hace un tiempo vecino de Esquel, con un talento tocado por la varita mágica, acaba de convertirse en un deportista olímpico.
Dios mediante, Muñoz podría compartir la delegación argentina con otro esquelense, Joaquín Arbe, que había conseguido la clasificación a Tokio 2020 hace tres meses en Buenos Aires, cuando registró 2 horas, 11 minutos, 02 segundos.
Sería un hecho inédito para la Cordillera y para la Provincia de Chubut toda. Arbe será el primer representante de Esquel en una cita olímpica y en la misma región, Gualjaina será el primer pueblo del interior en tener ese honor.
En efecto, el comodorense Nazario Araujo fue el primero en Munich 1974, el boxeador Andrés Narváez lo hizo para Trelew dos veces en Atlanta 1996 y Sidney 2000 y Leonardo Price, también trelewense, en Beijing 2008.
El atletismo es el deporte chubutense por excelencia: de ese cuadro olímpico privilegiado, cuatro serán atletas (con Arbe y Muñoz en Tokio) y sólo un boxeador, al menos en las disciplinas individuales.
«Coco» Muñoz registró este domingo en el Maratón de Valencia 2 horas, 11 minutos, 23 segundos, a un promedio de 3:07 por cada kilómetro, y un minuto exacto por debajo de la marca de agosto en Buenos Aires (2:12:23), cuando había sido tercero en el podio sudamericano.
Muñoz ocupará el segundo cupo de los tres que tiene reservados la Confederación Argentina en la distancia maratón, y el tercero deberán derimirlo el resto de los atletas argentinos, aunque no aparece otro con aspiraciones certeras de lograr la mínima.
De hecho, este domingo el cordobés Bernardo Maldonado resignó sus chances en antes del kilómetro 30, mientras el neuquino Carriqueo hizo de «liebre» de una atleta española y el bonaerense Miguel Bárzola corrió junto su novia.
«Coco» Muñoz, con sólo 24 años y un porvenir que podría ser fantástico, había debutado en abril de este año en el Maratón de Rotterdam (Holanda), cuando marcó 2:15:48. Cuatro meses después en Buenos Aires hizo 2:12:23 y este domingo, tres meses más adelante, registró 2:11:23, para cumplir la mínima olímpica.
En ocho meses y con sólo tres maratones, el «Joven Maravilla» evolucionó 4 minutos, 25 segundos, cuando su punto de partida había sido también superlativo en cuanto a la marca.
La adaptación en la altura de Lima y la perfecta planificación de su entrenador Rodrigo Peláez, acostumbrados a proyectos atletas de alto rendimiento desde Esquel, hicieron que el atletismo provincial y del país todo vuelva a vivir horas inéditas.