En la vorágine de la vida moderna, comer rápido se convirtió en una práctica común para ganar tiempo. Ya sea devorando un desayuno mientras se sale de casa o acelerando el almuerzo en la oficina, esta tendencia tiene consecuencias negativas para la salud que van más allá de una simple digestión pesada. Diversos estudios sugieren que comer con prisa podría estar contribuyendo a problemas como la aerofagia, la mala absorción de nutrientes y hasta enfermedades metabólicas.
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Uno de los efectos más comunes de comer rápido es la aerofagia, una condición que surge por tragar aire en exceso durante las comidas. Este aire adicional provoca hinchazón, sensación de pesadez y, en casos más graves, distensión abdominal. Aunque el cuerpo tiene mecanismos naturales para expulsar los gases, un aumento significativo de aire en el estómago puede resultar incómodo y difícil de manejar. Comer rápidamente, junto con hábitos como masticar chicle o fumar, aumenta significativamente la ingesta de aire y, por ende, la producción de gases.
El acto de no masticar lo suficiente es otro de los problemas derivados de la prisa al comer. Cuando los alimentos llegan casi enteros al estómago, el proceso digestivo se vuelve más complicado. Esto no solo genera molestias como indigestión y pesadez, sino que también dificulta la absorción de nutrientes en el intestino. A medida que los alimentos mal digeridos llegan al intestino delgado, se incrementa el esfuerzo que el cuerpo necesita para procesarlos, lo que puede afectar la salud a largo plazo.
Por otro lado, comer rápidamente puede alterar la comunicación entre el intestino y el cerebro, lo que afecta la regulación del hambre y la saciedad. Las hormonas grelina y leptina son responsables de estas señales, pero cuando comemos de manera apresurada, la leptina no tiene suficiente tiempo para indicarnos que estamos llenos. Como resultado, tendemos a consumir más de lo necesario, lo que aumenta el riesgo de sobrepeso y obesidad.
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Además de las molestias digestivas, la costumbre de comer rápido tiene implicaciones más serias para la salud. Investigaciones encontraron que existe una relación entre la velocidad al comer y un mayor riesgo de desarrollar síndrome metabólico, niveles elevados de triglicéridos y enfermedades cardiovasculares. Por estas razones, los especialistas recomiendan tomarse el tiempo necesario para masticar adecuadamente y disfrutar de las comidas, una práctica simple que puede marcar una gran diferencia en la salud general.
Fuente: Infobae.
Foto: La Vanguardia.
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