Un equipo internacional liderado por la NASA presentó un modelo que calcula la probabilidad de habitabilidad planetaria según organismos específicos. La herramienta podría cambiar la forma en que buscamos vida fuera de la Tierra.
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Un nuevo modelo desarrollado por científicos de la red NExSS de la NASA promete transformar la manera en que se estudian los mundos potencialmente habitables fuera de la Tierra. Liderado por el astrónomo Daniel Apai, de la Universidad de Arizona, el sistema plantea un marco de habitabilidad cuantitativo que sustituye los criterios binarios por un enfoque probabilístico, capaz de estimar si un organismo —real o hipotético— podría sobrevivir en determinado entorno planetario.
A diferencia de los métodos tradicionales, que catalogan a un planeta como «habitable» o no en función de si hay agua o condiciones similares a las terrestres, este nuevo marco considera las características precisas de un organismo y las compara con las del ambiente extraterrestre. “No hay camellos en la Antártida”, graficó Apai al explicar que incluso en la Tierra, la vida se adapta a entornos muy distintos.
La herramienta combina dos modelos: uno que describe las necesidades del organismo (modelo de organismo) y otro que detalla las condiciones del entorno (modelo de hábitat). Así, permite calcular la compatibilidad entre ambos, incluso cuando los datos son incompletos, como suele ocurrir con planetas o lunas distantes.
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El modelo ya fue aplicado para evaluar si organismos extremófilos de la Tierra podrían sobrevivir en Marte, Europa (luna de Júpiter) o Encelado (luna de Saturno), y también se usó para analizar si bacterias marinas productoras de oxígeno podrían existir en exoplanetas.
El avance resulta clave para interpretar señales de vida —biofirmas— detectadas por telescopios o sondas, ya que permite estimar si el entorno sería capaz de sostener el tipo de organismo responsable de dicha señal. Casos recientes, como las presuntas evidencias de vida en el exoplaneta K2-18b o en Venus, han mostrado lo complejo que es interpretar datos indirectos sobre vida fuera de la Tierra.
A pesar de su potencial, el modelo tiene limitaciones. No considera aún cómo los organismos podrían alterar su ambiente, ni incluye todos los requerimientos bioquímicos posibles. Sin embargo, fue liberado como software de código abierto, lo que permitirá a investigadores de todo el mundo adaptarlo y expandirlo.
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En los próximos meses se incorporará una base de datos sobre organismos extremos de la Tierra y se desarrollarán modelos para formas de vida hipotética, ampliando su capacidad predictiva. El proyecto, que involucró a más de 100 expertos en distintas disciplinas, representa un paso clave hacia una exploración espacial más precisa, interdisciplinaria y basada en datos.
Con la astrobiología avanzando a pasos firmes, este modelo marca el comienzo de una nueva etapa: la búsqueda de vida en el universo con criterios más rigurosos y adaptados a su complejidad.
Fuente y foto: Infobae