A 175 años de su muerte, la vida y legado de Edgar Allan Poe siguen envueltos en misterio, al igual que sus relatos más oscuros.
El misterio detrás de su muerte: Edgar Allan Poe falleció en 1849 bajo circunstancias aún desconocidas. Aunque su deceso fue atribuido a una “congestión cerebral”, los rumores sobre un posible asesinato o suicidio persisten. Además, su enemigo Rufus Wilmot Griswold contribuyó a su controversia al tacharlo de adicto al alcohol y las drogas, aunque muchos especialistas afirman que Poe era intolerante al alcohol.
Orígenes en Boston y Richmond: Nacido en 1809, Poe quedó huérfano a temprana edad. Fue acogido por una familia adinerada de Virginia, los Allan, aunque nunca fue adoptado formalmente. A pesar de ser considerado un «caballero del Sur», Poe enfrentó el estigma social por su origen humilde y su condición de huérfano.
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La influencia del folclore: El joven Poe creció escuchando historias de zombis y fantasmas narradas por criados negros. Estas narrativas sobrenaturales alimentaron su pasión por lo macabro, que luego plasmaría en sus escritos. Obras como La caída de la Casa Usher y Ligeia reflejan esas influencias.
Carrera literaria y creación del género policial: A lo largo de su vida, Poe publicó varios libros que cimentaron su fama en el mundo literario. En 1839, su colección Cuentos de lo grotesco y arabesco lo consagró, mientras que su relato Los crímenes de la calle Morgue sentó las bases de la novela policíaca.
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Tragedia personal: En 1835, Poe se casó con su prima de trece años, Virginia Eliza Clemm, quien falleció en 1847 de tuberculosis. Su dolor lo sumió en una profunda depresión, aunque escribió algunos de sus poemas más famosos en esa etapa, como Ulalume y El cuervo.
Desaparición y final misterioso: Poco antes de casarse nuevamente, Poe desapareció. Fue hallado en estado de delirio en las calles de Baltimore y murió días después sin poder explicar lo sucedido. La leyenda sobre sus últimas palabras y el misterio que rodea su muerte consolidaron su estatus de figura enigmática.
Fuente: National Geographic.