Extrovertida y auténtica como siempre, más profunda y reflexiva que nunca. Con 29 años, Evangelina Luján Thomas tiene los pies bien puestos sobre la tierra, como cuando clava los zapatos en el sintético para salir disparada ante la orden de partida. Pero sigue soñando a lo grande; con humildad, con realismo, con una mueca de sonrisa a pesar de que el dolor también deja el alma marcada.
El viernes después de los 1.500 metros llanos en Concepción del Uruguay comprometimos a Vanshi que fuera la primera deportista en visitar los estudios de AM 780 para inaugurar el nuevo ciclo del Deportivo 3. Lo agradeció enormemente. En el medio, el domingo, se consagró campeona argentina de 800 metros llanos. El compromiso estaba asumido y lo cumplió con su predisposición de siempre.
“Te había prometido el viernes estar en este programa tan especial, también es especial para mí por lo que logré el fin de semana. Me sentí el Loco Palermo (hincha de Boca a morir), fue increíble lo emocionante que fue, lo que pudimos transmitir, los entrenadores y compañeros lloraban, nadie podía creer esta vuelta, te juro que me fui a la tribuna a seguir llorando sola, necesitaba sacar esas lágrimas”, reveló sobre los minutos posteriores a la medalla dorada.
“Hoy me estoy mostrando mucho más como soy, está bueno transmitir este amor y esas lágrimas fueron de vida”, remarcó.
Lo primero que mostró la televisión después del triunfo fue el abrazo con la madrynense María Ayelén Diogo, que el sábado había logrado la primera medalla para Chubut con el segundo puesto en los 400 metros llanos.
“Veníamos representando juntas a Chubut hace muchos años, ella siguió, yo decidí tomar otro camino por un tiempo, ella entiende lo duro que es llegar, no es fácil ser campeona argentina, no es fácil estar en el alto rendimiento, hay muchos factores que nos juegan en contra”, analizó.
Sin embargo, lanzó su primera frase célebre: “el amor por lo que uno hace, el amor por el deporte, siempre te va a llevar por el lado de la luz”.
Vanshi y su entrenador proyectaban un marca olímpica, pero en maratón, aunque los entrenamientos indicaban otra cosa: “mi cuerpo, mi mente y mi alma me pedían volver a la pista, cuando volví de Buenos Aires hablé con Peto y le dije que tenía muchas ganas de volver a competir y representar a mi país”.
“Entrenamos para maratón, pero el tiempo de Dios es perfecto, el universo se encargó de que suspendieran todas las carreras por la pandemia mundial, estábamos trabajando en la pista y Peto me decía que estaba volando, que estaba corriendo como en los mejores tiempos”, destacó.
“Y le dije que sí porque la pista me apasiona y le debo mucho, gracias a la pista crecí, evolucioné, me hizo sentir este amor tan grande por el deporte, pude viajar por el mundo, ir a mundiales, panamericanos, sudamericanos, tuve que correr lesionada y pasar por situaciones que a veces no son tan buenas, pero las pasé”, valoró.
“Para los chicos que a veces se cansan del deporte, les digo que también me cansé, pero siempre se puede volver a empezar”, reflexionó.
Bautizada en su espléndida juventud como la “Kenyata Blanca”, Evangelina plantó bandera cuando eras sindicada como una de las promesas del atletismo argentino.
“Al principio fui duro, pero quería cumplir otros sueños como la tele y la actuación, de chiquita también lo soñaba, Dios me dio esa oportunidad de irme a Buenos Aires y pude estar en un programa como Combate”, recordó.
Necesitaba un parate para conocerme más como mujer, si no quiero correr, ¿qué quiero hacer? Era mí pregunta y no sabía que responderme, entonces entré en crisis, no podía ser que lo único que pasaba por mi vida fuera correr. Hice un cambio profundo y salieron un montón de cosas, pude sanar las cosas que tenía que sanar, conocerme todo lo que me tenía que conocer, y cruzar de vereda para ver el deporte con otros ojos”, fundamentó.
“Al principio era un juego, pero después va creciendo y es como tu trabajo, porque si no corrés no tenés una beca o no te van a sponzorizar, entonces tenía que comer, pagar un alquiler y ayudar a mi mamá para pagar cosas en casa, y me ponía mucha presión, ya era una carga”, confesó.
“Volví porque estoy repleta de amor, evolucioné mucho y tengo muchas ganas de seguir rompiendo récords, representar a mi país, y la pista me estaba llamando. Lo pude notar este fin de semana”, aseguró.
“Estoy muy agradecida con cada persona que se me pide una foto o me dice que los motivo. Yo arranqué de muy chica, me cocía las zapatillas, en casa costaba comprar la ropa para correr, Peto me traía una caja de zapatillas para que entrene, salí de muy abajo, se lo que es que falten cosas. Hay muchas personas que arrancan de abajo y hacen maravillas y eso es lo más lindo que tiene la vida”, resaltó.
“Yo me fui a República Checa y me cocía las zapatillas, tenía una beca de 600 pesos y a veces le daba 300 a mamá para pagar el alquiler”, dimensionó.
“Hay un montón de cosas que nadie lo sabe y no tiene porqué saberlo, pero es importante decirlo porque todo el mundo podría pensar que soy una chica dorada que tiene absolutamente todo, y la verdad es que la remé muchísimo y hasta el día de hoy la sigo remando”, advirtió Vanshi.
“Los deportistas siempre queremos más y eso se vuelve medio obsesivo, pero hoy con 29 años estoy buscando el equilibrio, me prometí volver para disfrutar y ser feliz, por eso tanta emoción en la pista, es difícil cumplir ese objetivo, pero voy a tratar de cumplirlo”, planteó.
DOS DEDICATORIAS ESPECIALES
Cuando terminé la carrera de 800 y delante de las cámaras, Vanshi recordó a su papá fallecido y su novia Sofía.
“Lo de papá fue muy duro, en 2019 viene a correr una carrera, estaba e Buenos Aires, cuando llegué me encontré con a mi viejo lo habían internado y a los pocos días partió, y a pesar de todavía tengo mucho dolor, me dio mucha vida para volver a correr y para crecer. No paro de pedirle, siento que ahora está mirando y sintiendo lo que yo siento cada vez que corro”, expuso.
“Sofía apareció en mi vida para liberarme, aceptarme y elegir el camino del amor, nos brindamos un amor mutuo y tiene una familia que siempre me transmite lindas energías. Eso es lo más lindo de la vida, cruzarte con estas personas maravillosas, valoro mucho lo que ella hacer por mí y yo también intento hacer por ella”, ponderó.
UNA MARCA POR AHORA IMBATIBLE
Una pregunta de rigor tuvo que ver con su récord personal de 4:22.92 en 1.500 metros llanos, cuando corrió el Mundial Juvenil de República Checa con sólo 15 años, ¿es posible bajar esa marca, por qué no fue posible antes?
“Estamos en otra etapa, Peto me ve más grande, más madura y me cree capaz de bajar esa marca, si lo pude hacer en 800 después de seis años sin correr, creo que en los 1.500 metros puede pasar lo mismo”, esgrimió.
Repaso la película de los 800 llanos, sobre todo el momento de la definición: “quise amagar en los 300 metros, pero me arrepentí porque sabía que iba a cometer un error, había viento para un sprint tan largo, a pesar de que me sentía con fuerza y de aire venía muy bien. Peto se dio cuenta, me llamó por teléfono y me dijo después que me hubiera matado si hubiera salido antes”.
“Otro de los errores que cometí fue mirar para atrás en los últimos 80 metros para ver donde estaban las demás, aunque sí tenía que ir más rápido lo podía hacer. Fueron unos seis metros de diferencia”, destacó.
“Los 800 ya son es prueba de velocidad, pasamos la primera vuelta a 1:03 y entonces cualquier milésima cuenta. Claro que podría haber podido correr a 2:40 un mil, con la carrera que se dio ayer (domingo) era posible”, ponderó.
“La gente estaba muy sorprendida, los entrenadores, los atletas. Cuando vieron el séptimo puesto del viernes y después lo del domingo había muchos emocionados, la misma Carolina Lozano (un de las nuevas figura del atletismo argentino), hablé con ella y me dijo que se le escaparon algunas lágrimas con mi carrera, es la mejor corredora del país en 1.500 metros llanos con 2:14”, dimensionó sobre lo logrado en Concepción del Uruguay.
“Es como si el tiempo se hubiera detenido: tengo una medalla de oro, un primer puesto hermoso, pero lo que más me queda es el cariño de la gente, eso queda en el alma, no se compara con nada”, dijo reconfortada.
El regreso de Entre Ríos en colectivo a Buenos Aires y en avión para Trelew resultó por supuesto tedioso, pero único a la vez: “apenas terminé de correr empecé a recibir llamadas y mensajes, eso es lo más lindo, le agradecí a Dios, que tantas personas me hayan visto correr en pista, que todos hayan podido ver el esfuerzo está muy bueno. Por ahí algunos me dicen que voy flotando, vas re cómoda, pero sufro mucho, estoy cansada, me duele el cuerpo, o me frustro, también paso por un montón de cosas”.
“Es duro bancarse las pasadas largas, las cortas, pero mis inicios fueron en la pista y volví a reconectarme con esto”, enfatizó.
“Hay mucha diferencia entre una pista de cemento con una de tartán, el Valle se merece tener una pista de sintética. La de Trelew es la que mejor equipada está”, analizó sobre la necesidad de contar con una superficie sintética.
En medio de la pandemia, es imposible planificar el futuro inmediato: “era correr este Nacional y después más adelante teníamos pensado debutar en un maratón porque tengo la base de fondo y medio fondo, pero con esta marca podría estar en el Campeonato Sudamericano de mayo”.
“Visualicé esta vuelta, ganar una carrera y representar a mi país, pero no pensé que iba a suceder tan rápido. Pero hay que creer y todo sucede”, aseguró.
El final tuvo que ser necesariamente de agradecimientos: “a mis hermanas Mayray Flor que siempre me apoyan, mi mamá Fabi que es la luz de mis ojos, a mi abuela Raquel ue hoy cumple años, a Sofía que está siempre conmigo, a Peto Ruiz, esta medalla es para él porque hace magia con todo lo que toca, CEyDEET (Centro de Entrenamiento y Desarrollo Deportivo) y Al Natatorio Municipal que me pagaron los pasajes, bancaron este viaje, a la Municipalidad, a la Cooperativa Eléctrica, a Sportmann Deportes y Chubut Deportes, porque gracias a ellos me puedo dedicar a mi deporte y seguir representándolos”.
