El Gobierno avanza en su plan económico con una reducción de la tasa de interés y la expectativa de un descongelamiento gradual del tipo de cambio, mientras negocia con el FMI para aliviar las restricciones cambiarias.
En los últimos meses, el Gobierno argentino ha comenzado a mover los engranajes de su plan económico con la intención de reducir la inflación y encaminarse hacia una salida progresiva del cepo cambiario. Este ajuste se está llevando a cabo en medio de negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y con una mirada puesta en las reservas del Banco Central para 2025. A finales de octubre, la inflación mensual, que se esperaba más alta, cayó a un 2,7%, lo que fue un alivio para las proyecciones económicas.
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Uno de los primeros pasos de este proceso fue la decisión del Banco Central de reducir la tasa de interés, que había estado fijada en 40% anual durante seis meses, llevándola a un 35%. Esta medida se da en el marco de una desaceleración de la inflación y la necesidad de estabilizar el tipo de cambio oficial, que había aumentado rápidamente en el inicio del mandato del presidente Javier Milei. La meta es lograr una convergencia entre el tipo de cambio y la inflación para frenar la disparidad.
Desde el inicio de su mandato, la administración de Milei implementó una política económica restrictiva, comenzando con la “fase 2” de su plan, centrada en una intervención más activa en el mercado de cambios. Esta fase busca fortalecer las reservas del Banco Central mediante la liquidación de divisas de exportaciones, aunque la devaluación más lenta y el ajuste del tipo de cambio no estarán libres de dificultades. La meta es reducir la brecha entre el dólar oficial y el paralelo mientras se mejora la estabilidad macroeconómica.
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Un factor determinante será el contexto internacional. Según consultoras como 1816, el impacto de la caída de los precios de las materias primas y el fortalecimiento del dólar podría ejercer presión sobre el mercado local. Además, las incertidumbres generadas por la campaña electoral de 2025 podrían generar más volatilidad en el mercado cambiario y financiero. De todos modos, el Gobierno mantiene su esperanza en una estabilización progresiva para el próximo año.
El futuro inmediato también está ligado a las negociaciones con el FMI, que serán clave para obtener nuevas divisas y definir la salida definitiva del cepo cambiario. En los próximos meses, se espera que las conversaciones con el Fondo comiencen de manera formal, buscando el respaldo del organismo para continuar con el plan económico. Sin embargo, los desafíos seguirán siendo grandes: la inflación, las reservas y la política cambiaria serán los ejes fundamentales que definirán el rumbo de la economía argentina en 2025.
Fuente: Infobae
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