El primer ministro de Georgia, Irakli Kobakhidze, rechaza las acusaciones de fraude electoral, mientras grupos opositores y observadores denuncian manipulación y violencia en las elecciones del sábado.
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El primer ministro de Georgia, Irakli Kobakhidze, ha desestimado las acusaciones de fraude y violencia en las elecciones del sábado, calificando los resultados como una «aplastante victoria» para el partido gobernante Sueño Georgiano. La Comisión Electoral dio al partido un 54% de los votos, en contraposición con las encuestas de salida que situaban a cuatro partidos de la oposición como vencedores. Sin embargo, la presidenta Salomé Zourabichvili condenó lo que describió como una «falsificación total» y llamó a sus partidarios a manifestarse en protesta.
Observadores internacionales han señalado que las irregularidades detectadas en las urnas pudieron haber influido en el resultado. A pesar de ello, Kobakhidze aseguró que los incidentes se limitaron a «un par de distritos» de los 3.111 centros de votación y defendió el nuevo sistema de recuento electrónico, calificándolo de «imposible de manipular». No obstante, el grupo georgiano Isfed documentó casos de sobornos, intimidación y manipulación de votos, cuestionando la legitimidad de los resultados como un reflejo fiel de la voluntad del electorado.
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El jefe del Consejo Europeo, Charles Michel, pidió una investigación transparente para aclarar las supuestas irregularidades. Aun así, el primer ministro húngaro Viktor Orbán, conocido por su postura prorrusa, felicitó a Sueño Georgiano por su cuarto mandato y planea visitar Tiflis, lo cual podría tensar aún más las relaciones de Georgia con la Unión Europea, que ha congelado su candidatura debido a retrocesos democráticos recientes.
Kobakhidze también rechazó las acusaciones de que su gobierno favorece a Rusia, y afirmó que Sueño Georgiano mantiene una postura neutral ante Moscú, recordando la ocupación rusa de un 20% del territorio georgiano tras la guerra de 2008. Sin embargo, líderes de la oposición insisten en que la victoria de Sueño Georgiano señala un retroceso hacia la influencia de Moscú.
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Los partidos de oposición se niegan a reconocer el resultado electoral, acusando a Sueño Georgiano de manipulación y anunciando que boicotearán el Parlamento en señal de protesta. Per Eklund, ex embajador de la UE, criticó el clima preelectoral, afirmando que la intimidación a los votantes afectó gravemente el proceso democrático.
A pesar de la polémica, Kobakhidze insistió en que su partido actuó dentro de la legalidad y sostuvo que los comicios cumplieron con los estándares de una democracia.
Fuente: BBC
Foto: EuroNews