Investigadores argentinos descubren las propiedades protectoras del romero para cultivos agrícolas y buscan alternativas naturales para combatir el estrés biótico y abiótico en las plantas.
MIRÁ TAMBIÉN | El Día Internacional del Abogado y su origen
El romero, una planta aromática muy utilizada en la gastronomía, ha demostrado ser más que un simple condimento. Investigaciones lideradas por María Rosa Marano, en el Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR, CONICET-UNR), han revelado que esta planta tiene propiedades protectoras para los cultivos frente a patógenos, abriendo nuevas perspectivas en el desarrollo de bioestimulantes naturales.
Este hallazgo llevó al equipo a formar parte de un consorcio internacional llamado CropPrime, que incluye a países de la Unión Europea (UE) y la empresa irlandesa BioAtlantis. Este consorcio, con un financiamiento de un millón de euros hasta 2027 por el programa Marie Skłodowska-Curie Actions de la Comisión Europea, busca desarrollar un producto comercial a base de compuestos naturales para proteger los cultivos sin recurrir a agroquímicos.
Mariano, en un informe sobre el proyecto, expresó que el objetivo es crear tecnologías para enfrentar el estrés de las plantas causado por virus, bacterias, hongos y factores ambientales como las temperaturas extremas y la falta de agua. La clave de la investigación radica en los metabolitos secundarios del romero, como el ácido rosmarínico, conocido por sus propiedades antiinflamatorias, microbicidas y antioxidantes.
MIRÁ TAMBIÉN | Estos son todos los ganadores de los Premios Grammy
Lo más interesante es que el extracto de romero no solo tiene efectos positivos sobre la salud humana, sino también sobre las plantas. Según Lucila García, biotecnóloga del IBR, se comprobó que el extracto de romero tiene un efecto protector sobre las plantas, actuando como una «vacuna» que las prepara para enfrentar el estrés, especialmente en casos de enfermedades virales en cultivos como el tabaco, y bacterianas y fúngicas en cítricos y soja.
En este contexto, el consorcio internacional, que incluye equipos de investigación de República Checa, Bulgaria, Bélgica, Sudáfrica y Argentina, se enfoca en alternativas naturales para los productos agroquímicos convencionales, a través de bioestimulantes que protejan los cultivos. Además, los avances en la investigación se centran en entender cómo actúa el ácido rosmarínico en las plantas y cómo otros extractos naturales, como los de algas y hongos, pueden sumarse a esta tecnología de protección.
Fuente y foto: Rosario 3