Un estudio reciente reveló que el tiburón de Groenlandia posee mutaciones genéticas que podrían explicar su longevidad extrema. Su genoma podría aportar pistas sobre cómo mantener la salud humana por más tiempo.
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El tiburón de Groenlandia es el vertebrado más longevo del planeta, con una esperanza de vida que alcanza los 400 años. Este gigante marino, que crece apenas un centímetro al año, sobrevive en las frías aguas del Ártico y el Atlántico Norte gracias a mecanismos biológicos únicos que desafían el envejecimiento. Recientes estudios genéticos han revelado pistas sobre cómo estos tiburones logran una vida tan prolongada y cómo sus secretos podrían beneficiar a la ciencia médica.
En 2021, un equipo de científicos dirigido por Arne Sahm, bioinformático del Instituto Leibniz sobre el Envejecimiento, logró ensamblar por primera vez el genoma completo del tiburón de Groenlandia. Para ello, capturaron ejemplares en los fiordos del sur de Groenlandia y analizaron muestras de su cerebro. Su genoma resultó ser el doble de grande que el de los humanos, con 22.634 genes y más de 6.450 millones de pares de bases.
El hallazgo más sorprendente fue la abundancia de «genes saltarines» o transposones, que en lugar de causar mutaciones dañinas parecen contribuir a la reparación del ADN. Esta característica podría ser clave para ralentizar el envejecimiento y prevenir enfermedades como el cáncer, una de las principales causas de muerte en humanos.
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Otro hallazgo significativo fue la variación en el gen TP53, conocido como el «guardián del genoma». Esta mutación podría mejorar la capacidad del tiburón para reparar el ADN dañado y evitar la proliferación de células cancerígenas. En los humanos, este gen también desempeña un papel crucial en la prevención del cáncer, lo que sugiere que el estudio del tiburón de Groenlandia podría ayudar en el desarrollo de terapias para aumentar la longevidad sin comprometer la salud.
Si bien los tiburones de Groenlandia están muy alejados evolutivamente de los humanos, su genoma se suma al conjunto de datos de otros animales longevos que los científicos estudian para comprender mejor el envejecimiento. Paul Robbins, biólogo molecular de la Universidad de Minnesota, explica que el objetivo de esta investigación no es extender la vida humana hasta los 400 años, sino encontrar formas de mantener la salud durante más tiempo.
La combinación del estudio del tiburón con otras especies como la rata topo desnuda o el erizo de mar rojo podría ayudar a identificar nuevas estrategias para retrasar el envejecimiento y prevenir enfermedades degenerativas. Según Andrea Bodnar, del Gloucester Marine Genomics Institute, el genoma del tiburón es una herramienta invaluable que servirá como base para futuras investigaciones.
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A pesar de estos avances, los científicos subrayan que aún queda mucho por descubrir. Será necesario realizar experimentos con cultivos celulares y modelos animales para comprender cómo funcionan exactamente las proteínas y genes relacionados con la longevidad del tiburón.
El estudio del tiburón de Groenlandia abre nuevas puertas en la investigación sobre el envejecimiento y la resistencia a enfermedades. Aunque la posibilidad de vivir cuatro siglos sigue siendo una fantasía, la ciencia avanza en la dirección de un futuro donde los humanos puedan disfrutar de una vida más larga y saludable.
Fuente y foto: National Geographic