Investigadores del Instituto de Mamíferos Marinos, mediante un balance anual, consignaron que «los primeros casos se registraron con la muerte de lobos marinos de un pelo (Otaria flavescens) en Tierra del Fuego y la Reserva Faunística Punta Bermeja (Río Negro) en los primeros días de agosto».
A partir de agosto de 2023 «se comenzó a observar un incremento notorio en la muerte de lobos marinos de un pelo pertenecientes a las colonias de los puertos de Quequén y Mar del Plata».
En pocos días se conformaron grupos de trabajo a lo largo de la costa bonaerense con la participación de más de 70 personas de cerca de 40 instituciones, quienes aportaron personal y recursos para la deposición final de los cuerpos, monitoreo de las colonias y manejo de la distribución interna de lobos marinos en los puertos.
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La coordinación sanitaria de dicha tarea estuvo a cargo del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) y participaron los consorcios portuarios tanto de Mar del Plata como Quequén, municipios costeros, cuerpos de guardaparques, organizaciones no gubernamentales, la Universidad Nacional de Mar del Plata (Unmdp) e investigadores del Conicet.
Los ejemplares infectados mostraron afecciones nerviosas y respiratorias: desorientación, incoordinación, caminar en círculos, actitud postural con la cabeza mirando hacia el cielo, incapacidad de movimiento, convulsiones, dificultades respiratorias, descarga nasal copiosa y salivación.
Fuente: Télam