El estudio, presentado por la Universidad de California, indica que mascar chicle podría generar la ingestión de hasta 30.000 microplásticos al año.
Un reciente estudio ha señalado que masticar chicle podría ser una vía para la ingestión de microplásticos. Según la investigación, las personas que mastican alrededor de 180 chicles al año podrían estar ingiriendo hasta 30.000 microplásticos, una cifra considerable, aunque mucho menor que los 240.000 microplásticos presentes en un litro de agua embotellada.
Microplásticos en la boca
Los científicos analizaron varias marcas de chicle y descubrieron que cada gramo de chicle puede liberar hasta 600 microplásticos, aunque la media es de 100 por gramo. Un chicle promedio pesa 1,5 gramos, por lo que el consumo anual de 180 chicles podría significar la ingestión de miles de microplásticos. No obstante, los investigadores han señalado que este hallazgo, aunque interesante, no debe generar alarma, ya que aún no se ha comprobado una relación directa entre los microplásticos y problemas de salud humana.
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Microplásticos en todas partes
Los microplásticos, pequeñas partículas de plástico de menos de cinco milímetros, ya se encuentran en el aire, el agua, los alimentos, e incluso en productos cosméticos y textiles. Se han encontrado en varias partes del cuerpo humano, incluyendo los pulmones, riñones, sangre y cerebro. A pesar de esto, los científicos no tienen claro cómo pueden afectar la salud.
Chicles sintéticos y naturales
El estudio analizó tanto chicles sintéticos como naturales. Se sorprendieron al descubrir que ambos tipos de chicles liberaban microplásticos. Mientras que los chicles sintéticos contienen polímeros derivados del petróleo, los naturales utilizan polímeros vegetales. Sin embargo, ambos tipos generaron microplásticos al ser masticados, con la mayor liberación ocurriendo durante los primeros ocho minutos de la masticación.
El investigador Sanjay Mohanty de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) destacó que el objetivo del estudio era llamar la atención sobre una fuente de microplásticos poco explorada: los chicles. Si bien no hay pruebas que vinculen directamente los microplásticos con alteraciones en la salud, el estudio abre la puerta a nuevas investigaciones sobre cómo estas pequeñas partículas entran en el organismo humano.
Con información de DW.