Durante la misa que cerró su viaje apostólico por Bélgica, el Papa Francisco pronunció una contundente homilía en la que abordó la problemática de los abusos en la Iglesia. Ante unas 40 mil personas en el estadio «Rey Balduino», y en presencia de la familia real, el pontífice afirmó que “hay sitio para todos, pero no para el abuso”.
Francisco exigió a los obispos que no encubran los abusos y que se juzgue a los abusadores. “En la Iglesia no hay lugar para los abusos, ni para cubrir los abusos”, afirmó, generando aplausos entre los asistentes. También compartió que en una reunión previa con 17 víctimas del clero, sintió profundamente su sufrimiento.
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“Pensemos en lo que ocurre cuando los pequeños son escandalizados, heridos, maltratados por quienes deberían cuidarlos”, agregó el Papa, resaltando el dolor no solo en las víctimas, sino también en sus familias y comunidades. Afirmó que los abusadores deben ser juzgados, sin importar su estatus, ya sea laico, laica, sacerdote u obispo. “El mal no se puede ocultar: el mal hay que sacarlo a la luz”, enfatizó.
Durante la misa, el Papa también beatificó a Ana de Jesús, una carmelita española y discípula de Santa Teresa de Jesús. Francisco recordó que Ana, quien falleció en Bruselas en 1621, fue una figura clave en un movimiento de reforma en la Iglesia de su tiempo. “Ella y sus compañeras supieron traer de nuevo a la fe a tantas personas”, señaló Bergoglio.
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Al finalizar la ceremonia, el Papa invitó a los fieles a rezar junto a la Virgen María por la paz en Líbano y pidió un alto al fuego en la región, así como en Palestina e Israel, abogando por la liberación de rehenes y la ayuda humanitaria.
Fuente: RFI.
Foto: Reuters.