En 2005, Federer y Nadal se cruzaron por primera vez en una final y marcaron el inicio de una de las mayores rivalidades del tenis. Aquel Miami Open fue el primer gran capítulo de una historia inolvidable.
El 3 de abril de 2005, Roger Federer y Rafael Nadal se encontraron en la final del Miami Open, una batalla que sería el primer gran choque entre dos leyendas del tenis. En un partido electrizante a cinco sets, el suizo logró revertir un inicio complicado y se llevó el título con un 2-6, 6-7 (4), 7-6 (5), 6-3 y 6-1 tras casi cuatro horas de acción. La historia de una rivalidad inolvidable había comenzado.
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La expectativa era enorme. Nadal, con apenas 18 años, había sorprendido al mundo el año anterior al vencer a Federer en la tercera ronda del mismo torneo. Pero esta vez, con un título en juego, el suizo demostró por qué era el N°1 del mundo. «Soy el favorito en cada partido que juego, pero hoy vi el peligro que representa Nadal», declaró Roger tras su victoria, consciente de que enfrente tenía a un rival distinto.
El partido fue un resumen perfecto de lo que sería el «Fedal» en los años venideros. Nadal golpeó primero, imponiendo su ritmo con un tenis agresivo y una intensidad que puso contra las cuerdas a Federer. Sin embargo, el suizo encontró su mejor versión cuando más lo necesitaba y revirtió el marcador con un despliegue de clase y temple. Incluso llegó a estrellar su raqueta contra el suelo, una imagen rara en él, pero que demostraba la exigencia del duelo.
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Nadal, pese a la derrota, demostró que estaba para grandes cosas. «Estoy contento con mi juego, pero no con el resultado», confesó el español, quien ya intuía que este enfrentamiento sería recurrente en instancias decisivas. Y así fue: la historia les reservó innumerables finales, en Grand Slams, Masters 1000 y Juegos Olímpicos, dejando algunas de las páginas más memorables del tenis.
Aquella tarde en Miami no solo se definía un título, sino que nacía una de las mayores rivalidades del deporte. Federer y Nadal se convirtieron en sinónimo de excelencia y competitividad, en una historia que cautivó al mundo durante más de dos décadas. Fue el inicio de un duelo que quedó grabado a fuego en la memoria del tenis.
Fuente: ESPN.