Este 15 de abril se cumplen dos años desde que comenzó la guerra en Sudán, un conflicto que ha sumido al país en una catástrofe humanitaria sin precedentes.
Desde abril de 2023, los enfrentamientos entre las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) y las Fuerzas Armadas Sudanesas (FAS) han dejado al menos 20.000 muertos, aunque algunas estimaciones elevan esa cifra a más de 60.000. La violencia constante y la destrucción sistemática de ciudades enteras han convertido a Sudán en el epicentro de la mayor crisis de desplazamiento del planeta.
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Actualmente, más de 12 millones de personas han sido desplazadas dentro del país, mientras que otras 4 millones han huido a naciones vecinas. Las historias personales, como la de Abdulmonem Hamed, un padre que debió abandonar Jartum con sus cinco hijos, reflejan la desesperanza de quienes han perdido todo. “Incluso por más que no tengamos qué comer, el hogar te da alivio”, declaró en un testimonio compartido por la OIM.
Las organizaciones internacionales advierten que la guerra se ha convertido en un conflicto directamente dirigido contra la población civil. Médicos Sin Fronteras denuncia una campaña sistemática de violencia sexual, asesinatos, secuestros y saqueo de ayuda humanitaria por parte de ambos bandos. Además, hospitales y centros de asistencia han sido ocupados o destruidos, dejando a millones sin acceso a servicios esenciales.
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La violencia se ha recrudecido en los últimos días. El pasado domingo, el Ministerio de Salud de Darfur reportó más de 350 muertes en solo tres días, una cifra que demuestra que la brutalidad no cede. “Dos años de ruinosa guerra civil han quedado grabados a fuego en las vidas de millones”, declaró Mirjana Spoljaric, presidenta del Comité Internacional de la Cruz Roja, quien alertó sobre una creciente deshumanización en el modo de librar esta guerra.
Mientras la comunidad internacional intenta mantener el flujo de ayuda y las ONG documentan posibles crímenes de guerra, Sudán sigue atrapado en una espiral de violencia que desangra a su pueblo. El segundo aniversario del conflicto no solo marca una fecha, sino una profunda herida abierta en la historia contemporánea africana.
Fuente: EFE.
Foto: AFP – Joris Bolomey.
