Daniela y Miguel Santillán, sobrina y padrastro de Ana Calfín, expresaron su indignación luego de que Miguel Alejandro Vargas Nehuén, condenado por el femicidio de Ana, se fugara mientras cumplía prisión domiciliaria. El hecho se conoció en la mañana de este martes.
“La verdad que nosotros ya lo teníamos como previsto, que él podría llegar a fugarse”, dijo Daniela. “Cuando nos avisaron nos indignó un montón que él esté en prisión domiciliaria… nosotros queríamos que ya no esté ahí y nos pareció injusto”.
Según relataron, se enteraron de la fuga a través del personal del Servicio de Asistencia a la Víctima del Delito (SAVD). “La fiscal estaba organizando allanamientos y otras cuestiones”, explicó Daniela. La familia vive a pocas cuadras de donde Vargas cumplía el arresto, lo que agrava su preocupación. “Tratamos de andar con cuidado, porque se pudo ver en el juicio que desde su parte nos provocaban. Nosotros siempre estuvimos tranquilos, nunca buscamos problemas”.
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Criticaron la decisión del juez de mantener la prisión domiciliaria a pesar del pedido de la fiscal. “Sí, el juez -Jorge- Novarino fue. La fiscal -Rafaella- Riccono le había pedido que ya no esté en prisión domiciliaria y él cedió esto de que siga ahí”, detalló Daniela. También contaron que Vargas tenía la llave de la casa de Ana desde 2023: “Una jueza le dio la llave para que saque sus cosas y desde ese año él la tiene, su familia solía venir a abrirla”.
Consultados sobre la seguridad, revelaron que no tuvieron consigna policial tras conocerse la fuga: “No, no nos pusieron nada. A ellos sí, allá donde están, desde donde él se escapó, ahí sí están ahora, pero a nosotros no nos ha puesto policías”.
Además, expresaron sospechas sobre el cumplimiento del arresto: “Sabíamos que andaba en la calle, pero como no saco fotos, me pedían pruebas, y por eso la defensora dijo que no salía, que se comportaba bien, y le dieron la prisión domiciliaria”.
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La familia también teme que Vargas haya cruzado la frontera hacia Chile, donde aseguran que tendría familiares. “Tiene familia en Chile, en Futaleufú. El hermano dijo que trabajaba ahí. Yo le decía a Riccono que hay «pasadas» por todos lados, me decía que no porque sin plata no puede viajar. Yo le dije: hace dedo y lo llevan, hay pasadas por todos lados”, relató Miguel Santillán.
Finalmente, reclamaron que el condenado cumpla la sentencia en una cárcel. “Queremos que lo encuentren, que no le den más privilegios. Él ya está condenado. Hoy era la audiencia para que le digan la sentencia. Que cumpla en la cárcel la condena”.