A medida que la crisis ambiental continúa afectando a nuestro planeta, los científicos ahora se enfrentan a la posibilidad de que esta amenaza pueda tener repercusiones aún más graves de lo que se pensaba anteriormente.
La resistencia a los antibióticos ha sido catalogada como una emergencia mundial, con un incremento alarmante de casos en los que los tratamientos médicos tradicionales ya no surten efecto. Esta resistencia no solo amenaza la vida humana, sino también la de animales y el equilibrio ambiental. Es en este contexto que un estudio de gran envergadura ha arrojado luz sobre una posible conexión entre la contaminación del aire y el aumento de la resistencia antimicrobiana.

El estudio en cuestión se centró en las partículas en suspensión en el aire, conocidas como PM 2.5, que son minúsculas partículas que pueden ser inhaladas y transportadas por el viento. Estas partículas, que son tan diminutas que son 30 veces más pequeñas que el ancho de un cabello humano, parecen ser vehículos que contribuyen al aumento de la resistencia a los antibióticos.
Los resultados del estudio son inquietantes. Cada vez que la contaminación del aire aumenta en un 1%, se observa un crecimiento en la resistencia a los antibióticos que oscila entre el 0,5% y el 1,9%, dependiendo del patógeno en cuestión. Además, esta relación parece fortalecerse con el tiempo, lo que sugiere un vínculo directo entre la calidad del aire y la eficacia de los tratamientos médicos.
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Las regiones más afectadas por esta preocupante correlación son el norte de África y el oeste de Asia, donde el impacto del PM 2.5 en la resistencia a los antibióticos alcanza hasta el 19%. En contraste, en Europa y América del Norte, los niveles de PM 2.5 son más bajos.
El estudio también ofrece predicciones preocupantes para el futuro. Si las políticas actuales sobre la contaminación del aire no cambian, se estima que para 2050 la resistencia a los antibióticos aumentará en un 17% a nivel global. Este incremento se traduciría en alrededor de 840,000 muertes prematuras al año relacionadas con esta problemática, con un impacto particularmente severo en el África subsahariana.
Los investigadores hacen hincapié en la necesidad de controlar la contaminación del aire, no solo para preservar la calidad del aire que respiramos, sino también para combatir este preocupante aumento en la resistencia a los antibióticos. El control de la contaminación del aire podría, según el estudio, brindar beneficios tanto económicos como de salud al reducir esta resistencia.
A medida que luchamos por encontrar soluciones a la crisis global de resistencia a los antibióticos, este estudio sirve como un recordatorio urgente de que nuestras acciones ambientales pueden tener efectos profundos en nuestra salud y bienestar. La conexión entre la calidad del aire y la eficacia de los tratamientos médicos es un llamado de atención para tomar medidas concretas hacia un futuro más limpio y saludable.
Regenerate
FUENTE: Infobae