Tita Merello, ícono del tango y del espectáculo argentino, rompió barreras al superar una infancia llena de pobreza y dificultades, convirtiéndose en una de las figuras más influyentes del país.
Laura Ana Merello, mejor conocida como «Tita», nació en 1904 en Buenos Aires. Criada en la pobreza, Merello trabajó desde su infancia y careció de educación formal. No obstante, su pasión por el arte y su firme determinación la impulsaron a aprender a leer y escribir ya en su adultez, abriéndose paso en un mundo gobernado por hombres.
Su carrera artística comenzó en el cabaret, donde gracias a su carisma y talento, se destacó rápidamente en la escena del tango. Durante las décadas de 1930 y 1940, Tita se consolidó como una de las voces más emblemáticas del género, inmortalizando temas como «Se dice de mí» y «La milonga y yo». Además, brilló en el cine y el teatro, demostrando su versatilidad y convirtiéndose en un símbolo del espectáculo argentino.
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La dictadura militar de 1955 forzó su exilio en México, donde vivió momentos difíciles, aunque siempre con la esperanza de regresar a su país. A su retorno, siguió trabajando en el mundo artístico, manteniéndose fiel a su estilo inconfundible. Merello también fue conocida por su relación amorosa con el actor Luis Sandrini, un romance que dejó huella en su vida.
Tita vivió sus últimos años alejada del escenario, pero su legado sigue vivo. Falleció a los 98 años, dejando una huella imborrable en la cultura argentina. El tango fue su voz, y su espíritu indomable siempre será recordado por el pueblo que la vio crecer como artista y como símbolo de lucha.
Fuente: Ámbito.