Nuevas investigaciones reabren el debate sobre la edad del satélite.
La edad de la Luna ha sido un tema de debate entre los científicos durante décadas. Aunque se estima que su formación ocurrió hace unos 4,500 millones de años, nuevos estudios sugieren que podría ser aún más antigua.
Una reciente investigación publicada en la revista Nature propone que la Luna tiene aproximadamente 4,530 millones de años. Esto supera la datación más precisa realizada hasta ahora, que indicaba 4,350 millones de años. La discrepancia se debe a la complejidad de su formación y a los procesos posteriores que moldearon su superficie.
El satélite terrestre habría surgido tras una colisión masiva entre la proto-Tierra y un cuerpo del tamaño de Marte. Este impacto expulsó material al espacio, que luego se unió para formar la Luna. Sin embargo, durante sus primeros millones de años, la Luna era un océano de magma en constante solidificación.
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El estudio de cristales como los zircones es clave para entender su historia. Estos minerales, que se forman en condiciones extremas, permiten datar los eventos de refusión, cuando la superficie lunar se volvió a solidificar tras periodos de actividad volcánica. Los datos recientes revelan al menos dos eventos importantes: uno hace 4,350 millones de años y otro entre 4,430 y 4,530 millones de años.
Esta teoría podría explicar por qué la superficie lunar parece más joven y lisa de lo esperado. Cada evento de refusión reinicia, por así decirlo, el “reloj” de su edad, dificultando obtener una estimación precisa. Además, las muestras más analizadas provienen de las misiones Apolo de la década de 1960, lo que limita la información disponible.
El estudio plantea que, al considerar estos eventos de refusión, la formación de la Luna estaría mucho más cerca del nacimiento del Sistema Solar. Así, el satélite no solo sería un testigo silencioso de nuestra historia cósmica, sino también un enigma en constante evolución.
Fuente: Wired.