Foto: National Geographic
El cráter de Darvaza, conocido como la «Puerta del Infierno», es un fenómeno único en el desierto de Karakum, Turkmenistán, que despierta tanto fascinación como preocupación por sus complejas implicaciones ambientales y científicas.
En el vasto y enigmático desierto de Karakum, en Turkmenistán, se encuentra un fenómeno que ha cautivado la atención de científicos y turistas de todo el mundo: el cráter de Darvaza, también conocido como la «Puerta del Infierno». Este impresionante cráter, cuya llama perpetua ilumina el horizonte del desierto, ha generado intrigantes debates y arriesgadas exploraciones a lo largo de los años.
La historia de este cráter está envuelta en versiones que mezclan la realidad con la leyenda, pero una cosa es cierta: su llama ardiente ha generado un interés global que trasciende fronteras. Se cree que el cráter se formó hace décadas, cuando ingenieros soviéticos perforando en busca de gas natural causaron un colapso del suelo, formando un enorme cráter.
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Para evitar la proliferación de gases nocivos, decidieron incendiar el gas metano liberado, dando inicio a un fuego que arde sin cesar hasta la actualidad. Este peculiar sitio se ha convertido en un punto de atracción turística, además de plantear complejas cuestiones ambientales y científicas.
A lo largo de los años, el cráter ha sido objeto de exploraciones científicas y documentales, destacándose la expedición del explorador George Kourounis en 2013, quien descendió al cráter para tomar muestras y medir su composición. Sin embargo, a pesar de los llamados para extinguir el fuego por parte de autoridades turkmenas preocupadas por los efectos ambientales y el desperdicio de recursos naturales, el cráter de Darvaza sigue ardiendo, manteniendo vivo el debate sobre su futuro.
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Entre las razones por las que nunca se pudo apagar la llama del cráter se encuentran los desafíos técnicos y la naturaleza misma del fenómeno. La combustión constante del metano requiere una combinación específica de elementos que resulta difícil de controlar. Cualquier intento de extinguir el fuego debe lidiar con los riesgos de una mayor liberación de metano y las dificultades para localizar y abordar la fuente subterránea del gas.
Los expertos han expresado preocupación por los riesgos asociados con intentar extinguir las llamas de la «Puerta del Infierno», advirtiendo sobre el peligro de explosiones y los desafíos técnicos involucrados en tal empresa. Aunque el cráter representa una fuente de emisión de metano, su combustión también transforma este gas en dióxido de carbono y vapor de agua, lo que reduce su potencial de calentamiento global.
En resumen, el cráter de Darvaza continúa siendo un enigma fascinante y peligroso en el corazón del desierto de Karakum, desafiando a científicos y aventureros por igual a desentrañar sus secretos y contemplar sus ardientes profundidades.
Fuente: Infobae