Desde moscas que entregan saliva hasta cuervos que regalan tapas de botellas, el acto de dar regalos en los animales va más allá de la supervivencia, revelando estrategias de apareamiento y vínculos sociales sorprendentes.
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En el reino animal, el intercambio de regalos no es exclusivo de los humanos. Insectos, arácnidos, aves y mamíferos emplean esta curiosa práctica para distintos fines: atraer parejas, fortalecer vínculos o incluso demostrar gratitud. Las moscas escorpión machos, por ejemplo, cortejan a sus hembras con un «regalo» peculiar: una bola de saliva que, lejos de decepcionar, es recibida con entusiasmo.
Este comportamiento no se limita a insectos. Arañas como las de tela de vivero ofrecen presas envueltas en seda, algunas con químicos para hacerlas más atractivas. Sin embargo, el truco no siempre es honesto; hasta un 70% de los «regalos» son falsos, consistiendo en restos inservibles. A corto plazo, esto puede favorecer al macho, pero a largo plazo reduce sus posibilidades de reproducción.
Otros animales llevan esta estrategia al extremo. El grillo de la artemisa sacrifica parte de su cuerpo, mientras que la araña de espalda roja macho literalmente se ofrece como alimento durante la cópula para maximizar la transferencia de esperma. Estos sacrificios garantizan una mayor descendencia, aunque cuesten la vida.
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No obstante, el acto de regalar no siempre responde a intereses reproductivos. Cuervos y bonobos también dan presentes, desde nueces hasta frutas, simplemente por placer o altruismo. Incluso los arrendajos euroasiáticos muestran un comportamiento notable: eligen regalos que sus parejas no han consumido previamente, demostrando una comprensión del gusto del otro.
Dar regalos entre animales no solo es un acto funcional, sino también social. Mientras insectos y arácnidos buscan reproducirse, mamíferos y aves como los cuervos lo hacen para reforzar lazos, recordándonos que, en la naturaleza, el acto de dar también tiene un trasfondo emocional.
Fuente y foto: Mdz Online