La serie apocalíptica protagonizada por Ricardo Darín recorre una Buenos Aires ochentosa y revive modelos icónicos del mercado automotor nacional. Ford Taunus, Renault 12 y más, en un viaje nostálgico sobre ruedas.
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El Eternauta, la serie de ciencia ficción que arrasa en Netflix, no solo cautiva por su trama postapocalíptica y la presencia de Ricardo Darín, sino también por el universo visual que recrea una Argentina ochentosa tras la Guerra de Malvinas. Entre las locaciones de Palermo, Belgrano, Zona Norte y Plaza Italia, aparecen auténticos íconos del parque automotor nacional que marcaron una época.
La ficción, basada en la histórica historieta de Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López, sitúa la acción en una Buenos Aires alternativa de los años 80. Por eso, los vehículos que circulan en pantalla no pertenecen a la década original de la historieta (los años 50), sino a una generación posterior, profundamente arraigada en la memoria colectiva de los argentinos.
Entre los modelos que destacan se encuentra el Ford Taunus, un sedán y coupé mediano producido entre 1974 y 1984, con versiones L, GLX y Ghia que llegaron a los 133 CV. También hace su aparición la Renault 12 Break, la versión familiar de uno de los autos más confiables y populares del país, con un motor de 1.4 litros y gran capacidad de carga.
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Otro de los vehículos inolvidables que aparece en la serie es la IKA Estanciera, símbolo del trabajo rural argentino, con tracción 4×4 y motor Tornado de 133 CV. Por su parte, el colorido Citroën Méhari, con su inconfundible carrocería plástica, aporta una estética única que remite al espíritu libre de los años 70 y 80.
El Torino, tal vez el auto más emblemático de la industria automotriz argentina, también tiene su lugar en la historia. Elegante y potente, con motor Tornado de seis cilindros, fue el modelo nacional que representó al país en Nürburgring en 1969. Finalmente, la robusta Ford F-100, ícono del trabajo rural, completa el desfile mecánico con su impronta de fuerza y confiabilidad.
El Eternauta no solo reconstruye una historia de resistencia y supervivencia, sino también un tiempo y un país donde estos vehículos no eran solo medios de transporte, sino parte del paisaje cotidiano. Para los fanáticos de los fierros, la serie ofrece un paseo visual tan emocionante como nostálgico.
Fuente y foto: Noticias Argentinas