Líderes de los cuatro países del golfo Pérsico (Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Bahréin) retoman por completo desde hoy las relaciones con Catar después de tres años y medio de ruptura y bloqueo por acusarle de «patrocinar el terrorismo» por su supuesto acercamiento a Irán, enemigo de la región.
«Hoy se decidió (…) pasar página y restablecer todas las relaciones diplomáticas» con Catar, declaró a la prensa el príncipe y ministro de Relaciones Exteriores saudita Faysal bin Farhan Al Saud, citado por la agencia de noticias AFP.
La decisión de Arabia Saudita de reabrir su espacio aéreo y fronteras con Qatar fue el primer paso importante para poner fin a la crisis que comenzó en 2017, justo cuando el Gobierno estadounidense de Donald Trump aumentaba su presión sobre Irán.
Riad anunció la medida anoche, justo antes de la reunión de los líderes del Golfo en la antigua ciudad desértica saudita de Al-Ula en el marco una la cumbre regional.
El avance sigue a un impulso final de la saliente administración Trump y de Kuwait por mediar en el conflicto y cuando Arabia Saudita busca unificar las filas árabes antes de la llegada a la Casa Blanca del demócrata Joe Biden.
A Arabia Saudita le preocupa que Biden pueda reducir la presencia militar estadounidense en el Golfo Pérsico, que se expandió bajo el mandato Trump- y que vuelva a entablar negociaciones nucleares con Irán, según la directora ejecutiva del Foro Internacional del Golfo, Dania Thafer.
“Si ese es el caso, entonces los estados (árabes) deben responder con una solución regional a la seguridad. Y creo que resolver la crisis del Golfo es un paso adelante en esa dirección”, expresó Thafer citada por la cadena de noticias CNN.
El príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman, que se abrazó con el emir de Qatar a su llegada a la cumbre, dijo que la región necesita unirse y enfrentar los desafíos planteados por Irán y sus programas nucleares.
Por su parte, el ministro de Exteriores de Irán, Mohamad Yavad Zarif, felicitó a Qatar por la firma del acuerdo con los países del Golfo, y reiteró que Teherán no es un «enemigo» ni una «amenaza» en la región.
El titular de Exteriores de Irán, país que mantiene una relación tensa con los países del Golfo, acompañó su mensaje con la etiqueta «esperanza».
Los cuatro países que boicotearon conjuntamente a Catar (Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Bahréin) esperaban que su embargo y el bombardeo mediático lo presionarían para poner fin a sus estrechas relaciones con Turquía e Irán.
Estos países conocidos como Cuarteto acusaban a Catar de «apoyar el terrorismo» -acusaciones rechazadas en todo momento desde Doha.
Egipto y los Emiratos Árabes Unidos ven el apoyo de Catar y Turquía a grupos islamistas como los Hermanos Musulmanes como una amenaza a la seguridad mientras que Arabia Saudita y Bahréin están principalmente preocupadas por los vínculos de Catar con Irán.
En medio de las tensiones, los países del Golfo presentaron una lista con trece exigencias para restablecer los lazos con Catar y retirar las sanciones, entre las que se incluían la reducción de las relaciones con Irán y limitar sus relaciones al comercio, sin violar las sanciones impuestas a Teherán ni la seguridad de los países del Consejo de Seguridad del Golfo, expulsar a la Guardia Revolucionaria iraní de Qatar y cortar cualquier tipo de cooperación militar o de Inteligencia con Teherán.
Sin embargo, el boicot no logró cambiar la postura de Doha, sino que la acercó aún más a Turquía e Irán, que se apuraron a apoyar al rico estado del Golfo cuando enfrentaba escasez de suministros médicos y de alimentos en los primeros días del embargo.
«Felicitaciones a Qatar por el éxito de su valiente resistencia a la presión y la extorsión», publicó Zarif en Twitter, donde se dirigió directamente a sus «otros vecinos árabes». «Basta de chivos expiatorios», agregó y pidió aceptar su oferta para lograr una «región fuerte».
Si bien la decisión saudí de poner fin a su embargo marca un hito en la resolución de la disputa, el camino hacia la reconciliación está lejos de estar garantizado.
Thafer dijo que los problemas que provocaron están lejos de haberse resuelto: “Las tensiones centrales aún persisten, y eso deja un gran interrogante sobre cómo avanzarán”.
La cumbre y la declaración firmada en Al-Ula para apoyar la unidad del Golfo «fueron mecanismos de fomento de la confianza más que una reconciliación total», explicó la diplomática.
Es la primera vez que el jeque Tamim bin Hamad Al Thani de Qatar participa de del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) desde que comenzó el boicot. En las tres últimas ocasiones envió a un representante suyo.