Más de 216.000 menores fueron víctimas de abusos sexuales en el seno de la Iglesia católica en Francia desde 1950, a quienes el papa Francisco expresó hoy su «inmenso dolor» tras la publicación de un esperado informe independiente.
No obstante, la cifra ascendería a 330.000 si además de los cometidos por sacerdotes y religiosas se tiene en cuenta hechos perpetrados por laicos que trabajaron en instituciones religiosas, apunta la Comisión Independiente sobre los Abusos Sexuales en la Iglesia (Ciase) en Francia que elaboró el informe, según un cable de AFP.
Hasta inicios de 2000, la Iglesia católica francesa mostró una «cruel indiferencia» con las víctimas de estos abusos que tuvieron un «carácter sistémico», subrayó durante la presentación del informe en París el presidente de la Ciase, el exalto funcionario Jean-Marc Sauvé.
Sauvé, católico practicante de 72 años, entregó el informe de más de 2.000 páginas, «una pesada carga tanto en el sentido literal como figurado», a responsables de la Conferencia Episcopal (CEF) y a la Conferencia de Religiosos y Religiosas de Francia (Corref), que lo encargaron.
El Vaticano emitió un comunicado para dar cuenta que el pontífice «piensa ante todo en las víctimas, con inmenso dolor por sus heridas y con gratitud por su valentía para denunciar» y desea que la Iglesia francesa, «consciente de esa terrible realidad», «emprenda un camino de redención».
La respuesta del episcopado francés fue más allá que la del Papa: «Mi deseo en el día de hoy es pedirles perdón», dijo ante víctimas y prensa el presidente de la CEF, monseñor Éric de Moulins-Beaufort, que expresó su «vergüenza» y «determinación a actuar».
Francia no es un caso aislado: al menos 3.677 niños fueron víctimas de abusos de religiosos en Alemania entre 1946 y 2014, según un informe de 2018, y, según abogados independientes, se presentaron en Estados Unidos más de 11.000 denuncias. Otros escándalos estallaron en Chile, Canadá o Australia.
La Ciase inició sus trabajos en febrero de 2019 tras una serie de escándalos, como el del sacerdote Bernard Preynat, condenado del año pasado a cinco años de prisión por abusos en los años ’70 y ’80 y cuyo caso inspiró el premiado film «Grâce à Dieu» (Gracias a Dios), de François Ozon.
«Ustedes, miembros de la comisión, regresan del infierno», les dijo durante la presentación François Devaux, fundador de La Parole Libérée, una antigua asociación de víctimas que en 2016 denunció el caso de Preynat y la inacción de cardenal Philippe Barbarin.
Las primeras cifras avanzadas ya dieron muestra del horror. De los 115.000 sacerdotes o religiosos hombres censados en los últimos 70 años en Francia, hubo «entre 2.900 y 3.200 pederastas», dijo el domingo a la AFP Sauvé, precisando que era una «estimación mínima».
Los chicos de entre 10 y 13 años representan el 80% de sus víctimas. Otra de las conclusiones del informe es que la Iglesia católica, fuera de la familia y los amigos, es el ambiente donde la prevalencia de las agresiones sexuales es mayor, indicó la agencia Télam.
Además de evaluar el alcance de los hechos, los expertos (abogados, teólogos, psicólogos e historiadores) evaluaron la respuesta de la Iglesia y formularon 45 propuestas para reconocer el dolor de las víctimas, evitar otros casos y reformar el derecho canónico.
Seis asociaciones de víctimas indicaron en un comunicado que esperan «respuestas claras y tangibles».
La Ciase pide a la Iglesia que reconozca su responsabilidad «sistémica», que ponga en marcha ceremonias públicas para honrar a las víctimas y que deje claro que el secreto de confesión no cubre esos delitos, que deben ser denunciados a la Justicia.