El vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, mantuvo una segunda jornada de encuentros con la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, en Roma. Las conversaciones giraron en torno a los aranceles impuestos por la administración Trump y la posibilidad de celebrar una cumbre Estados Unidos–Europa en la próxima visita presidencial al continente.
Meloni recibió a Vance entre bromas en el Palacio Chigi, reafirmando su papel como aliada clave de Washington en Europa. La líder italiana, ideológicamente cercana a Trump, busca posicionarse como puente diplomático entre el republicano y los países de la Unión Europea, especialmente en medio de tensiones por los planes arancelarios estadounidenses que amenazan con empujar al bloque a una recesión.
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Aunque Italia y Estados Unidos coinciden en su retórica contra la migración irregular, han tenido diferencias por el firme respaldo de Meloni a Ucrania. A pesar de ello, ambos gobiernos emitieron un comunicado conjunto anunciando que Trump visitará Italia «en un futuro muy cercano», y que se evalúa una posible reunión de alto nivel entre EE.UU. y Europa.
Vance también tuvo una agenda religiosa: asistió junto a su familia a los oficios del Viernes Santo en la Basílica de San Pedro y planea reunirse con el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano. Sin embargo, no está previsto un encuentro con el papa Francisco, quien se mantiene con una agenda reducida por motivos de salud.
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Las tensiones entre Francisco y la administración estadounidense se intensificaron en febrero, cuando el pontífice criticó los planes de deportación masiva impulsados por Trump y respaldados por Vance. A pesar del cruce, el vicepresidente aseguró que seguirá defendiendo sus posiciones. En su paso por Roma, publicó un mensaje deseando “un bendecido Viernes Santo” a los cristianos de su país.
Fuente: AP.
Foto:Kenny Holston – Pool The New York Times.