A los 84 años falleció Julio Simón, conocido como «El Turco Julián», uno de los más sanguinarios torturadores de la última dictadura cívico-militar. Cumplía una condena a prisión perpetua en la Unidad N° 34 del Servicio Penitenciario Federal, en Campo de Mayo, por delitos de lesa humanidad.
Simón fue agente de la Policía Federal Argentina y operó en el Centro Clandestino de Detención «El Olimpo», ubicado en la calle Ramón Falcón, donde torturaba a sus víctimas rodeado de esvásticas y con un brazalete nazi en su brazo. En marzo de este año, la Justicia le negó el pedido de prisión domiciliaria por no poder precisar dónde residiría.
Su causa marcó un precedente en la justicia argentina, ya que fue una de las primeras en las que se declaró la inconstitucionalidad de las leyes de punto final y obediencia debida. En 2006, fue condenado a 25 años de prisión por el secuestro y desaparición de José Poblete y Gertrudis Hlaczik, así como el secuestro de su hija Claudia, de ocho meses.
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Durante ese juicio, se mostró una entrevista de 1995 donde Simón admitió que el criterio general de la represión era «matar a todo el mundo» y aseguró que volvería a cometer los mismos crímenes. Sus palabras quedaron como testimonio del horror que se vivió durante la dictadura.
En 2010, recibió su primera condena a perpetua por delitos cometidos en los centros de detención «Atlético-Banco-Olimpo». La Justicia lo encontró culpable de homicidio calificado, privación ilegítima de la libertad e imposición de tormentos.
La muerte de Simón ocurre un día después del 49° aniversario del golpe de Estado en Argentina y en medio de un debate sobre la memoria histórica, mientras el gobierno de Javier Milei impulsa la teoría de los dos demonios.
Fuente: Minutouno.