Myanmar enfrenta una de sus peores crisis humanitarias tras el terremoto de magnitud 7,7 que sacudió al país este 28 de marzo, dejando al menos 144 muertos.
Frente a la magnitud del desastre, la junta militar gobernante ha solicitado asistencia internacional y ha aceptado donaciones de India y la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN).
MIRÁ TAMBIÉN | EE.UU. intensifica su presencia en el Ártico
El líder militar Min Aung Hlaing, en un mensaje transmitido por la televisión estatal, advirtió que el número de víctimas podría seguir aumentando en las próximas horas. «Hemos abierto todas las vías posibles para recibir ayuda humanitaria. Agradecemos el apoyo de cualquier país que pueda contribuir a la recuperación de nuestro pueblo», afirmó.
La situación en Myanmar es crítica. Varias zonas urbanas han quedado en ruinas y la infraestructura básica, como hospitales y carreteras, ha sufrido daños severos. Organizaciones humanitarias han alertado sobre la necesidad urgente de asistencia médica, refugios y suministros básicos para los afectados.
MIRÁ TAMBIÉN | Ucrania recupera los cuerpos de 909 soldados caídos en combate
En paralelo, en la capital tailandesa, Bangkok, el colapso de un rascacielos en construcción ha dejado al menos nueve muertos y 117 desaparecidos. Las autoridades han declarado zona de desastre en la ciudad y trabajan en las labores de rescate, mientras que equipos de emergencia internacionales se han ofrecido para colaborar.
Ante este panorama devastador, la comunidad internacional evalúa cómo coordinar la entrega de ayuda a Myanmar, un país que se encuentra políticamente aislado desde el golpe militar de 2021. La apertura de canales humanitarios podría significar un punto de inflexión en la relación del régimen con el exterior.
Fuente y foto: France 24.