La hidratación es vital, pero consumir agua en exceso también puede poner en riesgo la salud.
Durante el maratón de Londres, Johanna Perry bebió tanta agua que terminó hospitalizada tres días por una intoxicación hídrica. Creyó estar protegiéndose del calor, pero eliminó las sales necesarias para que su cuerpo funcionara correctamente.
El agua es esencial: constituye el 60 % del cuerpo humano y es clave para funciones como la digestión, el transporte de nutrientes y la regulación de la temperatura. Pero la cantidad ideal varía según el peso, la edad, la actividad física y el clima.
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La deshidratación puede provocar fatiga, mareos, boca seca y, en casos extremos, insuficiencia orgánica. Por otro lado, tomar demasiada agua en poco tiempo puede causar hiponatremia, una condición en la que el sodio en sangre baja peligrosamente.
Los riñones solo pueden procesar un litro de agua por hora. Si se supera ese límite, el exceso de líquido se acumula, lo que puede causar síntomas como náuseas, convulsiones e incluso coma.
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Aunque se suele recomendar entre seis y ocho vasos diarios, estudios recientes indican que en muchos casos basta con entre 1,5 y 2 litros por día. Incluso los alimentos como frutas, verduras y arroz aportan parte del agua necesaria.
Expertos coinciden en que lo más importante es escuchar al cuerpo. La sed y el color de la orina (clara o amarilla pálida) son los mejores indicadores para mantener una hidratación saludable sin excesos.
Con información de BBC.
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