Cada 28 de mayo se conmemora el Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres. Este año, el enfoque se centró en los derechos, la igualdad y el empoderamiento, con especial atención a la salud reproductiva.
Una de las áreas menos comprendidas pero más importantes es la calidad ovocitaria, fundamental para la fertilidad y el éxito de tratamientos como la fertilización in vitro.
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La salud de los óvulos no suele abordarse hasta que surgen dificultades para concebir. Aunque la fertilidad se asocia con la edad, existen múltiples factores que afectan la calidad ovocitaria, como el estrés, el tabaquismo, la alimentación o el sueño. A pesar de los avances tecnológicos que permiten evaluarla, esta información aún no forma parte del estándar en la atención ginecológica de mujeres jóvenes.
La conciencia sobre la fertilidad crece gracias a la difusión digital y a testimonios personales. Muchas mujeres hoy consideran vitrificar óvulos o consultar especialistas antes de intentar concebir. Sin embargo, la falta de acceso igualitario a educación y atención médica reproductiva sigue siendo una barrera, sobre todo en contextos de desinformación o estigmatización cultural.
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Herramientas basadas en inteligencia artificial como Violet y Magenta, desarrolladas por centros especializados como Future Fertility, permiten analizar la calidad de los óvulos recuperados en laboratorio. Esto representa un avance importante, aunque aún limitado a quienes acceden a tratamientos de fertilidad. La educación reproductiva integral sigue siendo clave para que más mujeres puedan planificar su futuro con información clara y anticipación.
El óvulo no solo aporta la mitad del material genético, sino también energía, estructuras celulares y nutrientes esenciales para formar un embrión viable. Su calidad determina la probabilidad de alcanzar un blastocisto y un embarazo exitoso. Por eso, expertos insisten en la necesidad de iniciar conversaciones sobre fertilidad a edades más tempranas y con un enfoque personalizado.
Fuente: Noticias Argentinas.