“Hay dos tipos de ayuda, una que tiene que ver con la asistencia alimentaria. Estamos en un momento crítico en el que 11 millones de personas reciben esa ayuda, y por eso transferimos los fondos a la Provincia y a los municipios para que compren alimentos y artículos de higiene”, explicó Arroyo sobre la relación con los intendentes, entre ellos los de las principales ciudades de Chubut.
“La otra parte es el trabajo, generamos a través del programa Potenciar Trabajo alternativas en la construcción, en el sector textil, en la economía del cuidado (personas que cuidan personas), en el reciclado y en la producción de alimentos”, precisó.
“También transferimos fondos para que los municipios compren máquinas, herramientas y bienes de capital para distintos emprendimientos productivos”, remarcó.
“Está claro que los alimentos aumentan, sacando el coronavirus y la falta de trabajo, los otros dos problemas graves son los costos de los alimentos y el endeudamiento de las familias porque no les alcanza el dinero», admitió Arroyo.
«Lo que hemos hecho en varias oportunidades es duplicar el monto: las tarjetas alimentarias son para las madres con chicos menores de seis años, para mujeres a partir del tercer mes de embarazo y las personas con discapacidad que tienen asignación», recordó.
«Se recarga los tercer viernes de cada mes, lo que hemos hecho en varios momentos del año cargar doble y estamos generando alternativas o para aumentar el monto o para una carga adicional que es lo mismo en términos prácticos. Y la sugerencia que les hacemos a las familias es orientar las compras a leche, carnes, frutas y verdura», indicó.
«En octubre no hemos hecho una recarga, lo estamos evaluando para la parte final del año», reconoció Aroyo.
«Pusimos en marcha la tarjeta alimentaria antes de la pandemia con una base original de la Anses al 31 de diciembre del año pasado. Ahora la actualizamos al 30 de junio con nuevas tarjetas, nacieron más chicos y hay más madres embarazadas», señaló.
«El objetivo siempre fue actualizarla cada trimestre, pero nos complicó la pandemia, ya la actualizamos en junio y ni bien podamos por las cuestiones sanitarias vamos a volver a actualizarla», aseguró.
«El sistema es automático, cruzamos los datos con la base centralizada de la Anses. Antes de la pandemia lo que hacíamos eran entregas para hacer cursos de nutrición, tipos de cocinas, pero eso hoy no es posible por la situación actual, ahora se distribuyen casa por casa a través del Banco Nación. A nivel nacional, pasamos de 1 millón y medio a 1 millón, 700 mil tarjetas», apuntó.
«Hay dos situaciones: logramos cubrir a tres millones más de personas, teníamos ocho y ahora son 11; gente que hacía changas y se quedó sin changas; gasistas, plomeros, durleros, gente que no había estado nunca en un comedor e incluso personas con trabajos formales, pero que tampoco les alcanza», describió Arroyo.
«Pero además tenemos un problema con la calidad nutricional, antes de la pandemia con la tarjeta alimentaria el 67 por ciento de las compras era de leche, carne, frutas y verduras y ahora es menos del 50 por ciento. Bajó el consumo de esos productos y tiene que ver con el costo de los alimentos», lamentó.
«La Mesa Argentina contra el Hambre se transformó ahora en una mesa más técnica y estamos ayudando a la agricultura familiar y a los pequeños productores para que puedan colocar su producción directamente. Ayer pusimos en marcha una pequeña cooperativa ensachetadora para que la leche se pasteurice en origen para bajar el precio, y al mismo tiempo fomentar el consumo de esos productos», destacó.
«Donde hay pequeñas cuencas lecheras tratamos de poner en marcha estos emprendimientos, ya lo hicimos en seis provincias con 13 unidades productivas, y lo vamos a extender a todo el país en la medida que sea posible. Queremos acercar al productor y al consumidor, achicar el proceso de intermediación, fortalecer las ferias populares, la agricultura familiar y los pequeños productores para bajar los costos de alimentos y generar empleo», ponderó.
«Nos propusimos crear 300 mil puestos de septiembre a febrero de 2021. Ya creamos 45 mil en cinco rubros: construcción, vereda, vivienda, infraestructura, trabajo de pico y pala; producción de alimentos, en la actividad textil, en la economía del cuidado, personas que cuidan mayores y niños y en el reciclado», expuso el ministro de Desarrollo Social.
«El trabajo que viene en el mundo es por un lado muy tecnológico, muy competitivo, de mucho conocimiento y el otro es de mano de obra intensiva. En este último aspecto ya generamos 45 mil puestos de empleo», insistió.
«Las tres principales metas son, además del Plan Potenciar Trabajo, la urbanización 400 barrios por año; abrir casos, pisos de material, espacios públicos, mejorar la cocina, una habitación o baño y lotes con servicios y el tercer punto tiene que ver con la construcción de 800 jardines maternales para la primera infancia. Hoy tenemos el 56 por ciento de chicos pobres y la forma de achicarla es que vayan al jardín», planteó Arroyo.
«Creamos el COFEDS que tiene nucleados a los ministros de Desarrollo Social de todas las provincias del país, además de la mesa con todos los municipios que nos orientan en que actividades hay que poner el foco en cada lugar. Que cada municipio fije sus líneas productivas de acuerdo a las posibilidades del territorio», consideró.
«Con la pandemia bajamos cinco pasos, pero ahora estamos volviendo al eje central del trabajo, la urbanización y la primera infancia», aseguró.
«La devaluación genera pobreza por el aumento de los costos de los alimentos. Ya teníamos 47 por ciento de pobreza en el país, no podemos seguir en este camino», alertó Arroyo en el final.
