Ubicado en Malargüe, este increíble fenómeno natural atrae a miles de visitantes por sus lagos turquesa y las leyendas que lo rodean.
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Mendoza es una de las provincias más visitadas de Argentina gracias a su diversidad de paisajes y propuestas turísticas. Entre sus joyas naturales, el Pozo de las Ánimas se destaca por su impactante formación geológica y el aura de misterio que lo envuelve. Se trata de dos dolinas, depresiones formadas por el colapso de cavernas subterráneas, que dieron lugar a dos enormes cráteres con lagos de aguas turquesas.
Ubicado en Malargüe, sobre la Ruta Provincial 222 y camino al centro de esquí Las Leñas, este destino es accesible en cualquier época del año y es una parada obligada para quienes buscan paisajes imponentes y experiencias únicas en la naturaleza. Las aguas de sus lagos cambian de color según la luz del sol, y su nivel varía con el deshielo, lo que refuerza su carácter enigmático.
El Pozo de las Ánimas no solo es un espectáculo visual, sino que también está envuelto en leyendas. Según un relato indígena, un grupo de nativos cayó en sus aguas y sus almas quedaron atrapadas, por lo que, en días ventosos, se pueden oír sus lamentos. Esta creencia le dio su nombre, aunque los mapuches lo conocían como Trolope-Co, que significa “agua del gritadero”.
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Para visitar este increíble lugar, no se requiere entrada ni permisos especiales. Se recomienda no acercarse demasiado al borde debido a la fragilidad del suelo y elegir días con poco viento para disfrutar mejor del paisaje. Además, es aconsejable llevar abrigo, ya que las temperaturas pueden ser bajas incluso en verano.
Con su combinación de belleza natural y misticismo, el Pozo de las Ánimas es un destino imperdible en Mendoza, ideal para quienes buscan aventuras y paisajes únicos en la precordillera argentina.
Fuente: TN
Foto: Revista Lagunas