Lo que décadas atrás era pura ciencia ficción hoy comienza a tomar forma. El sexo entre humanos y robots, conocido como robosexualidad, dejó de ser un delirio literario para transformarse en una posibilidad concreta gracias al avance de la inteligencia artificial (IA) y el hiperrealismo en el diseño de humanoides. Según el psiquiatra y sexólogo Walter Ghedin, para 2050 podría ser común tener vínculos sexoafectivos con robots.
La robosexualidad, también llamada tecnosexualidad, implica una atracción erótica hacia humanoides. “No está clasificada como una parafilia, salvo que se vuelva exclusiva y excluyente del contacto humano”, explica Ghedin. Los robots no solo se ven cada vez más reales: también pueden moverse, reaccionar al tacto, hablar y expresar emociones artificiales. En eventos como la Conferencia Mundial de Robótica en China, ya se presentan modelos casi indistinguibles de un humano a simple vista.
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Si bien el tema aún no aparece con frecuencia en consultorios sexológicos, el especialista cree que es solo cuestión de tiempo. Las nuevas generaciones de muñecos con IA combinan sensores de contacto, capacidad para recordar experiencias y hasta lenguaje emocional. «Estamos preparados para escuchar lo nuevo que se viene», afirma Ghedin.
El cambio en los vínculos humanos es un factor clave. El experto señala que la robosexualidad podría expandirse si las relaciones actuales continúan siendo complejas, marcadas por la dificultad para vincularse, comprometerse o establecer intimidad. “Los nuevos modelos se integrarán a la vida cotidiana como parte de un vínculo más estable y menos exigente”, anticipa.
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Desde la literatura clásica hasta el cine contemporáneo, el amor entre humanos y androides ha sido una constante. Ahora, ese imaginario se vuelve tangible. La robosexualidad ya no es un experimento de laboratorio o una rareza oculta: es una expresión de deseo en un mundo donde los límites entre lo biológico y lo artificial se desdibujan cada vez más.
Fuente: Clarín.