Ruanda conmemora el trágico 30 aniversario del genocidio de tutsis, un evento que dejó casi 1 millón de muertos, en su mayoría tutsis y hutus moderados.
Las cicatrices físicas y emocionales en los sobrevivientes siguen recordando las terribles matanzas.
Freddy Mutanguha, un sobreviviente, relata su experiencia, incluyendo la pérdida de su familia y el difícil proceso de sanación. Tenía 18 años en el momento del genocidio y se encontraba de vacaciones escolares en su pueblo natal de Mushubati, en Kibuye, una ciudad a unos 130 kilómetros de la capital de Ruanda, Kigali.
MIRÁ TAMBIÉN: Irán advierte que las embajadas de Israel «ya no son seguras»
Los extremistas hutus habían estado persiguiendo a jóvenes que sospechaban que simpatizaban con el Frente Patriótico Ruandés, un grupo rebelde principalmente tutsi liderado por Paul Kagame, ahora presidente de Ruanda.
Temiendo lo peor para su hijo, la madre de Mutanguha le aconsejó que se escondiera en la casa de un excompañero de clase hutu.
Su familia, que estaba en un lugar cercano, se mantuvo con vida sobornando a un grupo de extremistas hutus con dinero y alcohol. Pero el 14 de abril, se quedaron sin dinero y los extremistas asesinaron a los padres de Mutanguha y a cuatro de sus hermanas, de 4, 6, 11 y 13 años. Sólo su hermana Rosette logró escapar.
MIRÁ TAMBIÉN: Tres civiles mueren en ataque ruso en Ucrania
«Podía escuchar los gritos de mis hermanas mientras las mataban sin piedad. «Las tiraron en un hoyo cercano. Algunas todavía estaban vivas y las remataron a piedras. A mis padres los mataron a machetazos», comentó Mutanguha.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, rinde homenaje a las víctimas y elogia la valentía de los sobrevivientes. A pesar de los avances en la reconciliación, los perpetradores aún ocultan la verdad, dificultando el proceso de sanación y reconciliación en Ruanda.
FUENTE: DW.