Antonio Javier Fleitas recibió una pena de tres años de prisión en suspenso por múltiples delitos agravados, en el marco de violencia de género.
En Esquel, la justicia condenó al gendarme Antonio Javier Fleitas a tres años de prisión en suspenso por delitos como privación ilegítima de la libertad, lesiones leves agravadas por el vínculo y en contexto de violencia de género, y robo simple. La sentencia, dictada por la jueza Fernanda Révori, incluye restricciones y obligaciones específicas para el condenado, aunque aún no está firme, ya que podría ser revisada por la Cámara Penal si se presenta un recurso.
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Fleitas deberá fijar residencia, someterse al control trimestral del patronato de liberados y realizar tratamiento psicológico. Además, no podrá acercarse a menos de 200 metros de la víctima ni contactarla por ningún medio. También deberá asistir a un taller de violencia de género y pagar las costas del juicio.
En su sentencia, la jueza destacó la gravedad de los delitos, el impacto psicológico en la víctima y el abuso de poder de Fleitas, quien, como miembro de una fuerza de seguridad, tenía pleno conocimiento de la ilegalidad de sus acciones.
Impacto en la víctima y agravantes
La resolución subraya cómo las reiteradas exposiciones a violencia física, psicológica, económica y simbólica afectaron gravemente a la víctima. Asimismo, se consideró como agravante la desaparición de las pertenencias personales de la mujer, incluido su título universitario, tras el último hecho denunciado.
Aunque Fleitas no tenía antecedentes penales, su capacitación y rol como funcionario público fueron tomados como elementos que incrementaron el reproche por su accionar. La jueza determinó que la pena de tres años en suspenso era adecuada, imponiéndole estrictas reglas de conducta para evitar reincidencia.
Fuente y foto: MPF del Chubut.