El Senado argentino está en el centro de la polémica debido al elevado número de asesores que tienen los legisladores, así como las dudas sobre sus funciones y la enorme carga salarial que representa para el Estado.
Con más de mil asesores que cuestan al menos $840 millones al mes, las preguntas sobre su utilidad y distribución son cada vez más urgentes.
La estructura de asesores en el Senado es compleja, con dos categorías principales: los de planta transitoria, cuyos sueldos son financiados por cada senador, y los de planta permanente, cuyo salario proviene directamente del presupuesto del Senado. Sin embargo, la falta de claridad sobre la cantidad de asesores de planta permanente complica el cálculo total de los gastos.
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La distribución de asesores también ha generado debate, con casos como el de la senadora María Inés Pilatti Vergara, que contaría con 40 asesores en su despacho, desatando cuestionamientos sobre la eficiencia de esta estructura y el uso de los fondos públicos.
La gestión de los asesores en el Senado se enfrenta a desafíos importantes, como la necesidad de revisar las funciones de cada uno, especialmente aquellos de planta permanente que no están asignados a ningún despacho. Este panorama deja al descubierto la complejidad y opacidad de la estructura legislativa, así como la urgencia de reformas para garantizar una gestión más eficiente y transparente.
Fuente: Infobae