El nuevo gobierno de transición sirio emprendió este jueves operaciones militares en la provincia de Tartus contra milicias leales al depuesto Bashar al Asad, según informó la agencia oficial Sana. Estas acciones siguen a los enfrentamientos del miércoles, que dejaron catorce soldados muertos en Jirbat al Maaza, una zona predominantemente alauita, religión del exmandatario.
La agencia Sana reportó la «neutralización» de miembros de las milicias y el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) confirmó varias detenciones relacionadas con los incidentes. Además, el Mando de Operaciones Militares anunció el envío de refuerzos a Tartus y Latakia, reforzando su presencia en la región costera.
El Mando de Operaciones, liderado por facciones sunitas y respaldado por Turquía, encabezó la ofensiva que derrocó a Al Asad el pasado 8 de diciembre. El régimen anterior contaba con el apoyo de Rusia, Irán y milicias proiraníes como Hezbolá, que complican el actual escenario político y militar en Siria.
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Tras la caída del régimen, numerosos exmilitares del entorno de Al Asad buscaron refugio en aldeas y zonas montañosas, según el OSDH. Entre ellos, destacan figuras como Suhail al Hasan, exlíder de la fuerza de élite «Tigre», y Mohamed Hanjo Hasan, ambos señalados por crímenes contra presos políticos.
En Telegram, el Mando de Operaciones comunicó su estrategia de enviar refuerzos para consolidar el control en la costa siria. Sin embargo, no se han revelado detalles sobre la magnitud de este despliegue, que se suma a las tensiones con la población alauita y las lealtades divididas en la región.
El conflicto sigue escalando, mientras Siria intenta estabilizarse tras años de guerra civil. Las nuevas autoridades enfrentan un complejo panorama político y social, agravado por las tensiones con las milicias afines al régimen anterior y el impacto de las potencias extranjeras.
Fuente: DW.
Imagen: Leo Correa/AP Photo/picture alliance.