“Fueron dos años muy duros que nos tocó vivir a todos, a la gente en general y más a los deportistas. Veníamos de ganar el título argentino y preparándonos para la primera defensa, pero pasó esto de la pandemia, hubo que llevar algunas cosas del gimnasio a la casa y arreglarnos como podíamos”, recordó la “Itaka” en el diálogo con Deportivo 3.
“Al principio fue muy duro porque estar en casa entrenando no nos generaba tanta motivación, aunque el cuerpo nos pide siempre entrenamiento. Nos organizamos en dos turnos, aunque también hubo que acomodarnos con la comida, eso tampoco fue fácil para nadie”, sostuvo.
“Una vez que pudimos volver al gimnasio, recuperamos el ritmo de entrenamiento, fui agarrando más confianza y cuando se confirmó la fecha de la pelea la motivación fue mayor”, rescató sobre su pasado reciente.
Su marido y entrenador Mario Narváez ingresó en la charla a través del teléfono y destacó que “lo lindo es que ha vuelto la gente para trabajar en el gimnasio, nos ayuda mucho porque dependemos de la gente para pagar el espacio donde entrenamos con Sole y otros de sus compañeros”.
“Estamos de 10 a 12 por la mañana y a la tarde arranco a las 3 de la tarde y hasta las 9 de la noche”, remarcó.
“Soledad está cada vez mejor, los años pasan, pero no pierde las ganas de trabajar y mejorar, eso es fundamental”, ponderó Mario.
“Creo que hizo una pelea muy linda, salió todo como lo habíamos planificado, pero como siempre dijimos que los Matthysse son fuertes, peleadores, y los Narváez tenemos lo estilista, lo vistoso, le agregamos el trabajo de piernas y resulta una boxeadora más completa», explicó el segundo del rincón.
«El Chino Maidana maneja ahora mi carrera, tenemos fecha para el 4 de diciembre, creemos que la rival volverá a ser Laura Griffa y defenderé otra vez mi cinturón, estamos seguros y trabajando para pulir algunas cosas», confirmó Soledad.
«Griffa se quedó con la espina y como ella nos dio la revancha ahora nosotros le daremos la revancha a ella. Le vamos a agregar un poco más de potencia, pelea tras pelea uno va aprendiendo, mirando la última vimos que estuvo lindo, completo, no la cargamos mucho para no dejarla lenta, pero nos hará falta más potencia para ver si podemos sacar a Griffa antes del décimo», fundamentó Mario.
«Me siento más fuerte, ya empezamos a hacer guanteo con los chicos y me sentí muy bien», aseguró su cónyuge.
Otro lujo del programa fue haber incorporado un audio grabado de Lucas Matthysse que había terminado de entrenar un rato antes en el gimnasio de su cuñado.
«Muy contento y orgulloso, porque a pesar de toda la pandemia, del cierre de los gimnasios, Soledad se llevó sus cosas a su casa, bajoneada como todos, pero sin dejar de entrenar. Y de la última pelea le dije que había peleado re bonito. Me pone muy bien que esté todavía en carrera y que siga con los sueños que tenemos desde que empezamos», valoró sobre su hermana mayor.
«Soy la sobreviviente de la familia (risas), tengo muchas ganas de seguir, de volver a ser campeona del mundo, de esos sueños habla Lucas, más allá que ya lo he sido, pero me gustaría retirarme como campeona del mundo», remarcó la peleadora de 41 años.
«¿Cómo no se va a poder?, yo también les digo a los chicos que si van a boxear, que apunten a un objetivo, me gusta que tengan mentalidad ganadora. Soledad es una piba que ya mostró todo, no tiene más nada que demostrar, pero igual sigue teniendo ganas de ser campeona mundial nuevamente», enfatizó su marido.
«Llevamos 25, 26 años juntos, tenemos tres hijas adolescentes de 21, 20 y 18», valoró.
«Se me infla el pecho pensar que los Narváez fuimos cinco hermanos que boxeamos unidos, y a la hora de pelear nos acomodábamos para el que le tocaba y Gracias a Dios de los cinco, Omar fue el mejor y lo acompañamos siempre. Me acuerdo que esa noche cuando fue campeón del mundo en el Luna Park, me acuerdo que le pagaron como a un simple boxeador, la plata en una caja, y nos fuimos con el cinturón al hotel, hasta nos quedamos como ustedes sin comer», evocó.
«Son muchas cosas, muchos recuerdos lindos, con Omar, con mi hermano Walter cuando boxeaba, son las alegrías y tristezas que uno pasa como deportista, y el acompañamiento de la gente que está pendiente siempre», destacó por su parte Soledad.
«Le agradezco a la vida por tener a Mario como compañero, me cuida mucho, no hay día que no hablemos del futuro, anoche me decía que me iba a volver a sacar campeona del mundo, siempre me incentiva y hace que vaya al gimnasio con más ganas de entrenar, que pueda estar mejor», reconoció.
«Es difícil de este lado, pero trato de acostumbrarme, no demostrar tanto lo que uno siente, no están golpeando a una simple alumna, es mi compañera, la mamá de mis hijas, me pasó cuando Lucas perdió con Many Paquiao y trabajé en la esquina con él, fui el único al que se le cayeron las lágrimas. El mexicano Joel Díaz me decía que no debía ser así, que no podía ponerme así con los alumnos que peleaban y me salió decirle que no era un simple alumno, era mi cuñado, era mi familia, y me dolía el doble», dimensionó.
«Lo mismo me pasa con Soledad, me pasaba como mis hermanos, mis sobrinos y hasta mi hija que empezó a pelear también», subrayó.
«Con Sole también hablamos que podemos es bueno estar juntos para manejar la carrera, las bolsas, las rivales, porque quiero que la traten como me hubiera gustado que me trataran a mí cuando era boxeador, aunque siempre estaba con mis hermanos, con esos tropezones aprendí a que no debo soltarle nunca la mano a mi boxeador; pagarle como debe ser, que se alimente como debe ser y que entrene como debe ser», enfatizó.
«Gracias a Dios tengo a Gustavo, un pibe de Rosario, que hace años me ayuda con los suplementos vitamínicos, si los tuviera que comprar yo sería un gasto muy grande, aunque a veces cuando puedo me compro más, y la gente de Trelew como siempre nos ayuda», rescató Sole respecto del apoyo económico.
«Invitar a la gente que se sume al gimnasio, no sólo al mío, porque el boxeo es muy lindo, te saca de la calle y de la angustia», agregó en el final Mario.
