Más de 10.000 empleados fueron cesados en la FDA, CDC y NIH en una reestructuración impulsada por Trump y Elon Musk. Expertos alertan sobre el impacto en plena crisis de sarampión.
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El gobierno de Donald Trump comenzó este martes con la primera ola de despidos masivos en las principales agencias de salud de Estados Unidos, eliminando hasta 10.000 puestos de trabajo en la FDA, CDC y NIH. La reestructuración, anunciada previamente, forma parte de un plan de reducción del aparato estatal impulsado por Trump y su asesor, Elon Musk.
La medida afectará en total a 20.000 trabajadores, sumando recortes adicionales por bajas voluntarias y jubilaciones anticipadas, lo que reducirá la plantilla del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) de 82.000 a 62.000 empleados. El ahorro estimado es de 1.800 millones de dólares anuales, aunque representa solo una fracción del presupuesto total del departamento.
El secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., justificó los despidos señalando que el enfoque del sistema sanitario debe migrar hacia la prevención de enfermedades crónicas. “Es un momento difícil para todos, pero lo que hemos estado haciendo no ha funcionado”, afirmó.
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Los empleados fueron notificados por correo electrónico o al perder acceso a sus oficinas, según testimonios en redes sociales. Incluso altos funcionarios, como Jeanne Marrazzo, exdirectora del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID), han recibido propuestas para trasladarse a regiones aisladas de Alaska u Oklahoma.
Los despidos llegan en un momento crítico, con el peor brote de sarampión en años y el temor de una nueva pandemia de gripe aviar. Robert Califf, excomisionado de la FDA, advirtió que la agencia “ya no es la misma”, pues ha perdido gran parte de su personal experimentado.
Mientras tanto, Kennedy Jr. ha generado preocupación en la comunidad médica por su postura crítica hacia las vacunas, llegando a minimizar la amenaza de la gripe aviar y sugiriendo que el virus se propague libremente entre aves de corral en EE.UU.
La decisión de Trump y su equipo podría debilitar la capacidad del país para responder a crisis sanitarias, poniendo en riesgo la salud pública en un contexto de creciente incertidumbre.
Fuente y foto: DW