Un estudio internacional reveló que el mayor tiburón depredador de la historia tenía un cuerpo más aerodinámico de lo que se creía, lo que le permitía cazar con mayor eficiencia.
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El megalodón (Carcharocles megalodon), el tiburón más grande que jamás haya existido, era aún más impresionante de lo que se pensaba. Una reciente investigación liderada por Kenshu Shimada, de la Universidad de DePaul en Chicago, determinó que su cuerpo era más delgado y alargado, similar al de un tiburón limón, y que podía alcanzar hasta 24 metros de longitud.
El estudio, publicado en la revista científica Palaeontologia Electronica, se basó en el análisis de fósiles de vértebras y comparaciones con 165 especies de tiburones, tanto extintos como actuales. Los resultados indican que el megalodón era un nadador altamente eficiente, lo que le permitía recorrer grandes distancias en busca de presas como ballenas, delfines y focas.
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Con un peso estimado en 94 toneladas, este depredador tenía una mordida tres veces más fuerte que la del T-Rex y diez veces más potente que la de un tiburón blanco. Además, se estima que los recién nacidos ya medían entre 3,6 y 3,9 metros, lo que les daba una ventaja en la supervivencia desde el nacimiento.
Los expertos sugieren que su capacidad de regular la temperatura corporal le permitía cazar en aguas frías, una ventaja evolutiva clave. Sin embargo, la competencia con el tiburón blanco y otros factores ambientales podrían haber contribuido a su extinción.
Este hallazgo redefine la percepción del gigante de los océanos, destacando su adaptación hidrodinámica y su papel crucial en los ecosistemas marinos prehistóricos.
Fuente: Infobae
Foto: Archivo