“La víctima era del entorno primario de la familia. No sabemos si se aprovechó de su rol de líder religioso, lo conoceremos cuando se den a conocer los fundamentos con la cesura de pena”, indicó el fiscal.
“Por ahora los agravantes por la convivencia y por haber sido el encargado de la guarda de la menor de 18 años», aclaró.
Díaz Mayer destacó que los hechos sucedieron desde el 2000 al 2007, pero la denuncia recién se formalizó en 2017.
“Se logró llevarlo a juicio y el Tribunal emitió condena el martes pasado, ahora debemos esperar la cesura (monto) de pena», señaló.
«Habíamos solicitado una condena de 22 años, pero el tribunal ya dictaminó que será de ocho años como mínimo y 20 como máximo”, remarcó Díaz Mayer.
“El pastor está en libertad, aunque se sujetó al proceso siempre estuvo a derecho, no hay ningún elemento procesal para pedir la prisión preventiva”, justificó.
“La audiencia de cesura de pena quedó pendiente hasta el levantamiento de la veda por el coronavirus”, explicó el funcionario.
“Ojalá que esta decisión le haya dado tranquilidad a la víctima o las víctimas y las familias”, sostuvo Díaz Mayer.